El superhombre de masas

Opinión:

Umberto Eco comienza por hablarnos de la teoría de la intriga establecida por Aristóteles que es la base de todas las teorías de la narrativa, dentro de la que establece dos grandes corrientes: la de la literatura como bien de consumo, la narrativa popular cuyo fin último es consolar al lector; y la de la literatura como arte que genera preguntas sin respuesta y provoca la inquietud en el lector. Estos ensayos se centran en la primera de ellas, la narrativa popular.

Guiado por la frase de Gramsci que aparece citada en el resumen, comienza por analizar la obra de Eugène Sue, centrándose en su folletín Los misterios de París donde el protagonista es Rodolphe de Gerolstein precedente del Montecristo citado por Gramsci. Esta obra folletinesca sienta las bases de los recursos utilizados por todos los escritores de folletines posteriores: ofrece al lector lo que desea; es decir, lo conocido; su objetivo es despertar el sentimentalismo y para ello recurre a la repetición; y le otorga el final que espera con lo que consigue consolar al lector sin causarle inquietudes y reconciliándolo con su realidad. Esta obra también marca las características del protagonista que aparece como una especie de superhombre por encima de las leyes humanas, capaz de realizar lo que el lector no puede hacer, convirtiéndose así en un superhombre compensatorio.

Umberto Eco distingue tres etapas en la evolución del folletín, cada una de ellas más conformista que la anterior, en una especie de espiral de degradación continua a partir de las normas establecidas por Aristóteles.

También estudia la evolución de las diversas personificaciones adoptadas por este superhombre de masas, ideado para consolar al lector, y que, como la narrativa, también ha sufrido un proceso de degradación que tipifica en un breve estudio de la figura de Tarzán.

El último ensayo se centra en el escritor Ian Fleming y el protagonista de sus novelas, otro superhombre popular, James Bond. Este es el escrito más técnico de todos los recogidos en "El superhombre de masas", pero queda claro que tanto el autor como su personaje continúan con el proceso de degradación que parece ser, en el fondo, el hilo conductor de estos artículos.

En el prólogo de la obra el autor señala que su interpretación de la novela popular y sus protagonistas es sólo una de las muchas posibles; pero no se puede pasar por alto que es la interpretación, ni más ni menos, que de Umberto Eco que sabe muchísimo acerca de los temas sobre los que se decide a escribir porque sólo lo hace tras un profundo estudio y una concienzuda investigación.

El superhombre de masas como todas las obras de Umberto Eco resulta sumamente interesante; a pesar de su carácter divulgativo es una obra compleja y densa, pero no resulta especialmente difícil de comprender. La verdad es que mientras la leía aparecían en mi mente numerosos paralelismos entre lo que explica el autor y muchas películas, series televisivas y, cómo no, novelas. A partir de ahora no voy a poder evitar que una sombra de la lúcida mirada del autor acompañe mis lecturas, ayudándome a comprender mejor su estructura narrativa y, probablemente, su contenido; porque con Umberto Eco aprendes sin darte cuenta, es un excelente comunicador.

Jaci Alía Arreche