El sueño de Escila

Opinión:

"El sueño de Escila" es la nueva novela de Alfredo Álamo, que ha sido publicada por la editorial Obscura. Aunque tenemos alguna de sus obras reseñadas en la web, hacía tiempo que no nos llegaba ninguno de sus libros.

En esta ocasión, la historia se mueve en un entorno futurista de ciencia ficción, con una nave cuna o generacional, lo que siginifica que se trata de un viaje que ocuparía varias generaciones en circunstancias normales, aunque aquí se ha optado por un sistema que incluye la criogenización de los cuerpos, mientras que las mentes están inmersas en entornos virtuales.

Sin humanos activos, una inteligencia artificial se encarga de todos los procesos de mantenimiento, incluidos los mundos virtuales para los pasajeros, y de seguir la ruta trazada; de hecho, esa IA se reconoce a sí misma como "Navegación".

Pero el viaje es largo, demasiado para mantener la estabilidad de los sistemas y, de tanto en tanto, la IA se replica en nuevas versiones, que pueden ser más o menos copias idénticas o bastante divergentes con el original.

Cabe aclarar que tal como se desarrolla la novela, esos "respaldos" (así se les denomina), además de ser parte de la IA de la nave, también toman una forma androide, estando todos interconectados con la red y realizando las tareas encomendadas. No obstante, también se podrán mover tanto por los entornos físicos reales, como por los virtuales, saltando de uno a otro según sean los requerimientos de las circunstancias.

Eso da como resultado que se llega a sentir como la mayor parte la narración, expresada siempre en tercera persona, se movería dentro de un complejo entorno virtual, donde los espacios físicos reales tendrían continuidad y comunicación con los generados por la inteligencia artificial; también es cierto que es constructo mental de plantearse el escenario permite, como ha sido en mi caso, disfrutar de la aventura sin tener que resituarse a cada momento. Incluso continué así todavía, cuando la acción pasaba a desarrollarse en los pasillos y estancias reales de la nave, en la última parte de la novela, casi que me era más cómodo.

Al principio, la portada de David Rendo me pareció sugerente y poco más, ahora bien, tras la lectura, es fácil reconocer a varios personajes, como 126 (primero a la derecha) o Hunter (al fondo, un pasajero que se movía como Sherlock Holmes en el mundo virtual, siendo un adolescente en su versión real), destacando Ana en primer plano (combatiente de gran capacidad en el mundo virtual y que luego será determinante en el desenlace).

Eso, un desenlace que no dejará a nadie indiferente, que será decisión de cada lector quedarse satisfecho con el ideado por el autor o echar pestes por ese mismo final; mi opción, siendo algo intermedia, se decanta más por la segunda.

Selin