El rey trasgo. La ciudadela y la montaña

Opinión:

En esta su primera novela, Alberto Morán nos ofrece una especie de puzzle, que poco a poco irá adquiriendo sentido ante nuestros ojos, utilizando para ello diversos escenarios, así como diferentes tiempos en la acción. Asistimos a diversas historias, en diferentes momentos, ya sea por flashbacks, recuerdos, lecturas de libros de historias y leyendas, narraciones, etc. En algún momento, sobre todo al principio, cuando aún no nos hemos habituado al estilo del autor, hemos tenido que parar un momento y reconsiderar la situación, ver en qué momento de la historia estábamos, y después seguir adelante. Es decir, no es una historia lineal, en la que todo se nos vaya a dar de manera fácil; no, en esta novela hay que pensar, hay que seguir a los personajes y a sus diferentes momentos en la historia. ¿Quiere esto decir que sea una novela difícil?; para nada, como digo una vez que entramos en el juego de Alberto Morán, encontramos una novela de fantasía diferente a la gran mayoría, con varias líneas de acción abiertas, variedad de personajes y seres (y lugares) fantásticos, y una(s) historia(s) de fondo, las leyendas y las historias que conocen los propios protagonistas.

Además de las historias de lucha, traiciones, guerras, imperios, alianzas, etc, propias de la novela fantástica (con sus acertadas descripciones de los preparativos de las batallas, así como de los cruentos combates, y de los seres  que en ella participan), hay otra paralela que nos habla de desesperación, de la búsqueda del amor perdido, de amistad. Pero es que además, cada una de estas líneas de la novela contiene sus propias intrahistorias; por ejemplo, la historia de Tobías, buscando en los volúmenes de la librería de su amigo Helmont una posible respuesta a su desgraciada historia, a la vez que se nos plantea el enigma del misterioso ser que vive en dicha librería. Además, en las historias que va encontrando Tobías, y en los sucesos que después le sucederán, vamos siendo testigos de otra historia más, la que definitivamente conectará con la que podríamos decir que es la principal; la del rey trasgo que habita en los Picos Negros, y la de la magnífica Ciudadela, el arma definitiva (parece ser) que mediante la alianza de tres naciones salvaguarda la paz navegando los cielos. Pero evidentemente, aquí se desarrollarán las batallas, habrá traiciones, cambios de lealtades, etc. Aquí el protagonista será Kaelan, al igual que en la otra línea lo es Tobías.

Releyendo de nuevo el libro, ahora de refresco para realizar la reseña, veo que también se puede hablar de un amor a los libros, pues tanto Kaelan como Tobías hacen frecuente uso de ellos, aunque por diferentes motivos, y para diferentes usos. Además, la librería de Helmont se nos aparece como una especie de santuario. Y, por otro lado, alguna de las historias que encuentra Tobías en esos volúmenes (que el autor también nos relata), será importante en el desarrollo final de este libro.

Ahora bien, una pega: en el momento en que la editorial (bueno, directamente la editora) me lo pasó, y por lo que había leído, no sabía que era la primera parte de varias en proyecto (sí, tal vez el subtítulo podría haberme servido de pista). Por supuesto, me dejó con ganas de más, pues la historia acaba claramente en uno (o varios) "cliffhangers". Y esto, en teoría, es bueno,… si sabes que va a pasar esto; así que quien no lo sepa aún, que lo tenga en cuenta, y no le pillará el final tan por sorpresa como me sucedió a mí, con lo que el disfrute y las ganas de continuación podrán ser mayores.

J. Javier Arnau