El regreso de El Lobo

Opinión:

Selin

Cuando empecé su lectura, tenía dudas sobre lo que me iba a encontrar en "El regreso de El lobo". La historia parte de una persona real, de cuyas circunstancias se comentó bastante en su día. ¿Cómo sería esa continuación? Se plantea como una fabulación sobre lo que podría haber sido mucho tiempo después de aquellos momentos difíciles, si bien alguno de los hechos que aparecería ahora, y que ha dejado una huella muy importante en el mundo actual, también nos queda unos años atrás.

Personalmente considero que Fernando Rueda ha conseguido transmitirnos la esencia de esa persona, hasta el punto que da igual si esa historia que nos cuenta es cierta o es una invención. Tanto que si tuviese la oportunidad de escoger una firma para el libro, me da que preferiría la de quien, si así ocurrió algo que cuenta el protagonista de su vida, una vez estuvimos muy cerca uno del otro.

De cualquier manera, se siente veracidad en lo que ocurre y eso es muy satisfactorio. Incluso se siente como que es más real que muchas de las especulaciones conspiranoicas con las que nos han bombardeado sobre las circunstancias narradas en la novela.

Además de una trama muy bien desarrollada, también los personajes se muestran reales, con unas expectativas de la vida y de su entorno coherentes con sus circunstancias actuales y también con su pasado. Puede que no sean gente común, como la que nos cruzamos cada día, o sí que hay veces que la sorpresa salta donde menos te lo esperarías, pero son humanos, con una vida detrás y un futuro incierto delante.

Para mí ha sido una novela llena de suspense al estilo clásico, que intuyes lo que va a ocurrir y aún así sientes el vértigo del peligro y de la incertidumbre, y con una intriga que engancha desde el principio y que te incita a acompañar en sus aventuras a unos personajes sólidos en sus valores éticos y morales, aunque con fisuras en su alma.

Después de haber disfrutado hasta la última página, considero que "El regreso de El Lobo" es una excelente novela y que satisfará a un público heterogéneo, más allá de las personas aficionadas a las historias de intriga.

Selin

Ana Olivia Fiol

Esperaba la llegada de este libro con auténtica devoción, ya desde mediados de verano cuando Fernando empezó a anunciarlo. He leído todas sus obras anteriores y disfruto como una enana con sus trabajos, ya sean ensayos, artículos, novela (La voz del Pasado) y sin olvidar sus geniales secciones en La Rosa de los Vientos de Onda Cero.

Por lo tanto, no soy un juez imparcial, pero al fin y al cabo, en cuanto a literatura y a vino ¿no es mejor escoger siempre aquello que disfrutas y te hace feliz?

Fernando Rueda es el experto número uno de espionaje y servicios secretos de nuestro país, lo que le confiere a la novela unas dosis de realidad y una minuciosa descripción de procedimientos que nos sumerge en una historia que podría haber ocurrido perfectamente.

La clave de este libro adictivo y bien construido es, sin lugar a dudas Mikel Lejarza, el Lobo. El hombre al que tanto le debe nuestro país y que tan mal se han portado con él. No solo fue una pieza clave para dejar a ETA renqueante y malherida en el año 1975, sino que, desde entonces ha estado toda una vida jugándose la vida para los servicios de inteligencia. A lo largo de la novela Fernando nos deja caer algún que otro detalle respecto al pasado de Mikel y que corresponde a la vida real, dándole un interés y una consistencia de la que carecen la mayoría de los thrillers de espionaje.

Siempre me pareció fascinante la figura de este excepcional espía, pero a pesar de todos los libros y reportajes que he podido leer sobre él en los últimos años, sentía que me faltaban piezas del puzle para concocerlo mejor e intentar entenderlo, sin embargo el libro de Fernando retrata psicológicamente al personaje de una forma magistral, permitiendo al lector meterse en su piel durante unos instantes y comprender cada uno de los pasos que le han llevado a meterse en el berenjenal de terrorismo que se refleja en las primeras páginas del libro.

No quisiera revelar nada más de la historia, para no arrebatar el disfrute al lector y que pueda ir descubriendo debidamente la trama, palabra por palabra; pero sí quisiera mencionar al pintoresco personaje de Frédéric Leblanc, un espía jubilado que nos arrancará más de una sonrisa y a la talentosa agente de la CIA Samantha Lambert, a través de la que el autor nos hace un tierno guiño al siempre recordado Juan Antonio Cebrián, con la frase «Me dejas encantada y feliz como una lombriz».

En resumen, es una obra imprescindible para los aficionados a las novelas de espionaje, pero también para todo aquel a quien le apetezca asomarse a lo que está ocurriendo entre las sombras, iluminándolas un poquito, echando un vistazo a los tejemanejes que se encuentran más allá del poder democrático y que están teniendo lugar en algún lugar del mundo mientras leemos estas palabras.

Ana Olivia Fiol