el rabo del diablo

Opinión:

La verdad es que leyendo esta novela de Paco Galván me lo ha pesado pipa. En algunos momentos incluso me he reído a carcajada, y eso que no soy muy dado a esas exteriorizaciones. Pero es que, “El rabo del diablo”, no es para menos.

Hace algún tiempo leí unas declaraciones, creo que de Gabriel García Márquez, en las que sostenía que no hay que buscar segundas intenciones en los protagonistas de las novelas, es decir, que la hipotética protagonista joven y pobre violada por el señorito, no representa al proletariado víctima del capitalismo o que Jekill no es la parte buena de cada uno y Hyde la mala. Para García Márquez son simplemente lo que son y nada más. No estoy muy de acuerdo con esa teoría. Creo que el autor si da una representación a sus protagonistas.

No sé si Galván habrá querido, además de hacernos pasar un rato excelente, transmitirnos algún mensaje subliminal pero yo creo que sí. De todas formas, aunque no sea así la novela merece la pena.

Son demasiadas las referencias a cuestiones de la sociedad actual, al éxito repentino, al temor al anonimato, a las relaciones personales, etc. como para no pensar que hay algo de mensaje. Parece, a mí me lo parece, que Galván usa de la ironía para poner en solfa muchas de las cosas que hoy se consideran esenciales y especialmente una: el éxito fulgurante, del que hemos hecho una especie de fetiche. Vender más que los demás, lograr la gran exclusiva informativa, estar en candelero o sencillamente ligarse (ingenuamente) a la señora más interesante de nuestro círculo de amistades.

Hace unas semanas Anika, la directora de nuestra web, planteó en un artículo muy interesante, el problema de los “best sellers” y, aunque no sé si fue con ánimo de abrir un debate (cosa que conociéndola no me extraña nada), creo que el libro de Galván, en parte, da algunas respuestas a las dudas que pudieran surgir sobre la bondad de los libros más vendidos (que no necesariamente leídos).

Galván, salvo que él indique lo contrario, viene a decir que el éxito de muchos escritores puede deberse a una especie de pacto con un diablo. Es evidente que lo de menos es que nombre tenga ese diablo. Puede ser, por ejemplo, una buena campaña publicitaria, un escándalo sexual a tiempo, una vida llena de sombras y misterios. En ese caso, y es sólo una hipótesis, la calidad de la obra del autor será lo menos importante. Lo importante pasará a ser el propio autor al margen de su obra.

Fijémonos en el personaje que nos propone Galván: se trata de una periodista de agencia, es decir anónimo, ya que en esos medios quien firma es la empresa y, salvo casos muy especiales, nunca el autor de la noticia, o el artículo o el reportaje. Muchas veces la sensación que le queda al periodista es la de frustración: “mi trabajo, mi esfuerzo, mi valía no se conoce”. Yo estoy convencido de que una buena parte de los periodistas llevan dentro un escritor frustrado.

Entonces, surge la oportunidad de salir de ese anonimato frustrante. Para ello la cuestión que nos plantea Galván es ¿qué precio estamos dispuestos a pagar? Aquí supongo que cada uno tendrá su respuesta y también supongo que algunos dirán que ninguno. Pues bien, o son unos mentirosos o unos cándidos, porque todos tenemos un precio, aunque evidentemente hay quienes lo tienen casi a ras de suelo. Además es muy fácil decir eso cuando se sabe que las posibilidades de que ocurra (el posible pacto-venta) son prácticamente inexistentes. Pero, ¿qué sucedería si llegara la ocasión? Creo que en este sentido la obra de Galván es reveladora.

Como es clarificador que, una vez conseguido el objetivo, somos remisos a cumplir nuestra parte del compromiso. Y entonces la solución no es atenerse a las consecuencias de ese incumplimiento, que sería lo ético y decente, sino buscar todas las maneras posibles de no tener que cumplirlo, es más, de evitar por todos los medios su cumplimiento. También en este aspecto la novela es reveladora.

Por supuesto que todo esto está contado con gracia, ironía y soltura en el lenguaje, de forma que las poco más de 270 páginas se leen de un tirón. No es un ensayo sobre la sociedad moderna, es un libro novelado que engancha desde el primer capítulo. En cada página que pasas ocurren cosas divertidas, disparatadas y enjundiosas. Evidentemente el final está a tono con la obra en general. Galván da una solución imaginativa, no exenta también de una lectura filosófica, que pone un broche de oro a una novela que merece el premio que tiene. ¿Habrá pactado con el diablo? Yo creo que, en este caso, no hay que alarmarse y creo que Paco Galván, por ahora, no tiene necesidad de pactar.