El profeta rojo. Saga Alvin Maker 2

Opinión:

En esta segunda entrega de la saga del pequeño Alvin Maker, Scott Card nos recuerda que hay que ampliar el horizonte, abrir el corazón y conectar con el entorno. Suena un poco a utopía, pero es la propia trama la que nos lleva hacia allí. Es un camino de ida y vuelta el que hace Alvin Maker, desde dentro hacia afuera, es su viaje iniciático, aunque tenga más apariencia de un secuestro y de un engaño creado porque quienes quieren hacer daño a la comunidad indígena.

Por ello destaca Scott Card, sus sagas siempre tienen algo de intrínseco, de filosofía, de ese constante murmullo de preguntas hacia el interior. Y es aquí que se defina de manera muy brutal la diferencia entre los "pieles rojas", humanos conectados con el pulso de la tierra y los "hombres blancos", humanos apegados al consumo, las máquinas, a la muerte, la guerra y que, según el propio texto da a entender, donde construyen se muere la tierra, se silencia y ya no conecta con el hombre.

En este sentido, hay un entorno físico que se convierte en un personaje más, la propia naturaleza se abre o se cierra, se convierte en amiga o enemiga del hombre según cómo éste la trate a ella.

Aquí es donde este segundo tomo de la saga tiene su rol: establecer un quiebre entre un pueblo y otro, pero a su vez establecer vínculos de algunos de sus miembros con la tierra. Alvin en su periplo viene a aprender y a enseñar también, que no todos los "hombres blancos" están desconectados de ella, él puede oír "la música verde de la tierra", puede acceder a lugares sagrados, la tierra le invita a conocerse y a conocerla a su vez. El universo del "piel roja", su profeta y su líder guerrero, dan cuenta de una fractura interna, que se sana gracias a la intervención de Alvin, quien aprende también a sanarse así mismo.

En contraparte, el mundo del "hombre blanco" no hace más que crear instancias donde todo se resuelve por medio de la violencia física o violentando a pueblo indígena haciéndolo adicto a alcohol. Otra fractura que es necesario sanar, pero esta vez, por un método que no deja lugar a dudas la necesidad de redención.

Aquí pivota Alvin y su hermano Mesura, uno y otro tienen un rol que cumplir, una misión que parece casi imposible, es un tiempo de cambios, de movimiento y sobre todo, de aprender a vivir en tolerancia y armonía con los otros y con la propia madre tierra.

Caro Inabé Barba