El profesor

Opinión:

Los fans y lectores habituales de Katzenbach no deben perderse "El profesor". Puede que no haya puesto toda la carne en el asador a la hora de redondear el libro, pero la parte dedicada al secuestro de la adolescente, Jennifer, suple con creces el resto de la novela.
 
Es intrigante y sumamente inquietante, el ritmo se acelera justo al final, al mismo tiempo en que la situación provoca escalofríos, y cuando cierras el libro te sientes impresionado como lector.
 
La novela podría haberse hecho en la mitad de páginas, pues toda la historia del profesor ralentiza sobremanera la trama. De hecho hay cosas que no encajan ni con calzador: al profesor se le ocurre que Jennifer está siendo usada para alguna televisión privada porque sí, y eso no es creíble. Los fantasmas que se le aparecen (cuyas historias también ralentizan la historia innecesariamente) los crea él mismo, su demencia, y en el fondo no son más que su psique dándole órdenes y consejos, por lo que cualquier pista sobre Jennifer se la da él mismo, y ahí es donde las piezas no encajan bien porque no tienen ninguna pista que le lleve a esas deducciones. Otro error sorprendente es que el programa sólo puede verse pagando una cantidad muy importante de dinero que no todo el mundo posee (Katzenbach introduce capítulos donde vemos a los usuarios de whatcomesnext.com para que veamos el influjo que esta captura produce en ellos) y que, además, tiene un acceso complicadísimo pues se podría decir que hay que estar muy puesto para traspasar los laberintos más feos y duros de la red pornográfica, y sin embargo nos pone a dos crías (dos adolescentes traumatizadas porque son la burla de sus compañeros y se sienten identificadas con Jennifer porque está siendo torturada) como usuarias habituales del programa. Sin duda un método, el del sensacionalismo, que no le pega a su calidad de narrador.
 
También habría que llamar la atención a la traducción, porque al principio asusta un poco pensar que todo el libro va estar igual traducido (poco esmero), sin embargo esto también se arregla poco más adelante y vuelves a sonreír.
 
Así que obviando estos deslices la novela atrapa -aunque tarde un poco-, y cierras el libro con la sensación de haber leído una gran historia. Negra, dura, terrible, criminal, horrorosa, dolorosa, despreciable y todo lo que queráis, pero como siempre digo son tramas que deben quedar siempre en la ficción, disfrutarlas ahí, y no verlas en el mundo real; por lo tanto ahí está perfecta, ahí la disfrutas con tensión y ahí la aplaudes.
 
Anika Lillo