El precio del honor

Opinión:

Todo el tema de las componendas es muy curioso. Consiste en que, si alguien comete un robo, en vez de vender la mercancía, le ofrece al propietario que le devuelve una parte o todo, pero a cambio de una comisión... siempre y cuando retire la denuncia. Igual que a los robos, la mecánica funciona para otros tipos de delitos, y por lo que se ve es algo muy común en Sicilia, arraigado desde hace generaciones y, por supuesto, sistematizado por la mafia.

En este ensayo, Andrea Camilleri habla de los orígenes de este fenómeno y del arraigo que este tiene, con ejemplos personales de sus propios contactos con la mafia y de los de algunos conocidos, e investigaciones que ahondan en los resultados de comisiones especiales parlamentarias que fueron muy hábiles... en evitar el tema central y elegir muy bien a quién hacer declarar y qué tipo de preguntas ineficaces hacer para que no saliera nada en claro.

Lo más interesante es cuando la Iglesia entra en juego para legitimar ese juego a través de las bulas de componenda. Esas bulas tienen su origen en las que empezó a emitir la Iglesia durante las cruzadas, aunque nada tienen que ver con ellas y por supuesto no están reconocidas por la Iglesia oficial. No obstante, hay toda una estructura que va desde los capellanes y los curas locales hasta los obispos sicilianos, que en ciertas épocas del año emiten (y venden) esos documentos que evitan que vayas al infierno si robas menos de las cantidades estipuladas en los mismos. Si vas a robar más, compras tantas bulas como sea necesario para cubrir el monto de lo que pretendes robar y listo, puedes hacerlo sin cargo de conciencia ni miedo al pecado.

Por supuesto, no es un ensayo al uso y Camilleri lo hace muy personal, no solo con las anécdotas de primera mano y sus opiniones, sino también con pequeñas historias escenificando el mecanismo mental que puede llevar a una persona ignorante de un delito perdonado por la bula de componenda a un delito más grave.

En definitiva, a lo largo de esas poco más de cien páginas se desarrolla un fenómeno interesante y desconocido del mundo criminal, aunque a veces se hace un poco pesado, es muy curioso.

Déborah F. Muñoz