Anika entre libros

El pintor de Flandes

Ficha realizada por: Anika Lillo
El pintor de Flandes

Título: El pintor de Flandes
Título Original: (El pintor de Flandes, 2006)
Autor: Rosa Ribas
Editorial: Roca Editorial
Colección: Histórica


Copyright:

© Rosa Ribas Moliné, 2006
© Roca Editorial de Libros, S. L.

Edición: 1ª Edición, 2006
ISBN: 9788496544109
Tapa: Dura
Etiquetas: edad media histórica ficción histórica conde de Villamediana Felipe IV misterio arte pintores conde duque de Olivares literatura española
Nº de páginas: 251

Argumento:

Paul van Dyck es un joven pintor de Amberes que se cree hijo de Rubens y que pinta en su taller junto a su hermano Anton van Dyck. Un día es elegido para viajar a Madrid y pintar un cuadro muy especial para don Juan de Tassis, el conde de Villamediana, Correo Mayor del Rey Felipe IV. El cuadro ya está empezado, esconde varios secretos y un plan, pero Paul no sabrá apenas nada hasta el final. Mientras tanto en las altas esferas se urden planes, se confabulan unos con otros y se busca una meta para llegar hasta el Alcázar.

Veintiseis años después, desde el exilio, Paul Van Dyck relatará y rememorará todo lo que aconteció en aquella época histórica donde el conde de Villamediana y el conde de Olivares luchaban por el poder. 

 

Opinión:

 

Rosa Ribas ha escrito la historia que podría haber sido en el caso de que el polémico conde de Villamediana hubiera encargado el cuadro de la Degollación de San Juan Bautista (B. Ströbell. Polonia) con el fin de conseguir el favor del Rey Felipe IV. Para ello hace uso de la extraña conjunción de personajes presentes en dicho cuadro, de distintas clases sociales o países, que se muestran en una época que no corresponde a la imagen de la Degollación. En él ve un misterio que convierte en una novela quasi histórica aunque se toma algunas licencias (el cuadro originalmente lo encargó el obispo de Wroclaw para su palacio de Niza) y nos presenta una intrigante novela en la que su protagonista se entera de las cosas al mismo tiempo que nosotros, o sea que nos va dando pequeñas dosis de este plan secreto cuyo peso recae sobre el cuadro.

 

Y lo hace muy bien, comenzando con el exilio de Paul van Dyck y presentándonos sus conversaciones con el conde de Villamediana, al que sabemos muerto muchísimos años atrás. Desde ese momento te pasas la novela preguntándote qué hace don Juan de Tassis en el exilio con el pintor de Flandes, y no será hasta el final cuando descubramos qué está pasando en la isla.

 

Pero la parte importante la deja para Madrid, un Madrid exquisitamente retratado bajo el ojo de la Inquisición (constante amenaza para quienes, como Villamediana, se juegan el cuello con su verborrea y sus poemas críticos y burlones hacia la sociedad), la nobleza con más títulos que dinero, la etiqueta, los corrillos en contraposición, las ejecuciones públicas y la corrupción dentro y fuera de la corte... Y por supuesto el mismo conde de Villamediana, un personaje del que se han escrito varios libros y que ha merecido ese favor por méritos propios. Don Juan de Tassis fue un hombre que vivió al filo del peligro, su boca no callaba y siempre era burlona y satírica (como sigue siéndolo en el falso exilio con Paul van Dyck); hombre apuesto e inteligente, jugaba con la doble moral de reyes y condes, y posiblemente de ahí surgiera la idea de este libro, el de destapar los secretos mejor guardados de la monarquía europea.

 

Su secretario, Fernando Crespo, que no aparece en internet (y ardo en deseos de preguntarle a la autora si encontró su nombre en algún documento histórico que se nos haya pasado por alto) es un peso grande en la novela, dado que de su mano el joven pintor de Amberes conoce Madrid y a los madrileños, sus calles y sus costumbres, los trucos de sus ladrones, sus favores personales...

 

Son muchos los personajes que aparecen también con gran riqueza visual en "El pintor de Flandes". Me hizo mucha gracia "ver" a la hija pequeña del conde-duque de Olivares, María de Guzmán, llamando "fandaic" a van Dyck, o la noche en la que Villamediana se lleva a Paul y al Rey Felipe IV de putas. El libro contiene intriga y ciertas dosis de humor, sobre todo en lo referente a la relación entre Paul y Villamediana, y el hecho de que Paul van Dyck se considere "hijo ilegítimo" de Rubens al final no pasa de ser una mera anécdota. Lo vital de esta historia se centra en qué habría pasado si... Pero no todo está en la mente de Rosa Ribas, de su mano se rememora la obra "La Gloria de Niquea" que la Reina Isabel de Borbón encargó a Villamediana para celebrar el cumpleaños del Rey y su fracaso bajo el fuego (del mismo modo en que se recuperan los bulos y rumores acerca de los líos amorosos del conde debido a su guasa particular, como aquello de las monedas y el lema de "amores reales".)

 

En "El pintor de Flandes" entran en juego Carlos Estuardo, Príncipe de Gales, y la infanta María (hermana del rey Felipe IV), y a partir de aquí podemos empezar a vislumbrar algo más del secreto que don Juan de Tassis nunca quiso desvelar al pintor que se encargaría de darle el arma vital que aseguraría el éxito de su plan.

 

El segundo misterio se desvelará cuando Paul van Dyck esté terminando de contar su historia desde su exilio y sepamos qué hace ahí con él, de parloteo y con su conocida impertinencia, el conde de Villamediana, jugador, amante de destapar escándalos, varias veces exiliado, altanero, con tintes aparentemente suicidas, putero, galán también, culto, rico y pasional, cuando llevaba ya veintitantos años fallecido (o mejor dicho, asesinado).

 

Del conde de Villamediana han escrito (para bien y para mal) Góngora, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Cervantes (que lo incluyó con otro nombre en su Quijote), el duque de Rivas, o incluso más adelante, Luis Rosales (Premio Cervantes 1982, que dijo haber averiguado que la Inquisición le puso un proceso por sodomía con algunos esclavos negros... ¿no estaba abolida la esclavitud en esa época?), Néstor Luján o Fernando Fernán Gómez. Ahora es Rosa Ribas quien nos muestra de nuevo a este personaje singular que fue acusado de sodomía (¿falsamente?), de flirtear con la reina y de no sé cuántas cosas más. Su boca y sus burlas fueron sin duda su final carnal, pero no histórico.

 

Mi consejo es que os dejeis llevar de la mano de Paul van Dyck y Rosa Ribas a aquel Madrid de los Austrias y disfruteis de una novela que se lee en un par de días (aunque en mi caso haya durado más por motivos personales).

 

Anika Lillo

 

 

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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