El Pequeño Rey de Inglaterra

Opinión:

La figura de Juan de Lepe, "El Pequeño Rey de Inglaterra", me llamó profundamente la atención en cuanto leí la sinopsis y, por curiosidad, un pequeño artículo sobre el personaje. No obstante, la novela no está a la altura de la leyenda. Escrita en un estilo que imita los textos de los clásicos de la literatura de la época en que está ambientada, aunque con estructuras gramaticales que a ratos me rechinaban incluso teniendo en cuenta dicho estilo, esta novela de Aurelio J. Madrigal Orta  se me hizo de lo más pesada.

Abundan las descripciones evocadoras, además de los discursos floreados relacionados con la religión y otros temas profundos. En contraste, toda la acción y las partes interesantes suceden fuera de escena y se narran a posteriori muy por encima, si es que se cuenta algo. La evolución del personaje, por supuesto, se produce en esos momentos fuera de escena, con grandes saltos temporales que hacen que su forma de actuar, en ocasiones, resulte poco creíble. El resto de personajes están bastante desdibujados, así que tampoco es fácil cogerles cariño.

Esto hizo que el libro me aburriera bastante, aunque la parte que va desde que llega a Inglaterra medio muerto hasta que se marcha de ella tras la muerte del rey se hizo un poco menos pesada, pues hay algo más de diálogo con "chicha" y lo que se narra, aunque por encima, tiene cierta gracia.

A pesar de ello, es ciertamente un error que nos quedemos sin leer y sin conocer detalles de cuál fue exactamente la misión que hizo para la reina, qué pasó con la mujer de la que se enamora, cómo fue su día como rey y, en definitiva, todas y cada una de las cosas interesantes que le pasaron. Todas ellas podrían haber creado un libro fascinante, pero apenas se mencionan. Mientras, el resto de la novela son sucesos puntuales excesivamente detallados, la mayor parte sin demasiada importancia (y que van desde la historia de su concepción, que ocupa las cien primeras páginas y resulta bastante irrelevante, hasta su largo declive y redención).Vamos, lo contrario a lo que hubiera hecho de este un libro fantástico: lo interesante se pasa por encima mientras que lo irrelevante y aburrido se detalla.

Déborah F. Muñoz