El pabellón azul

Opinión:

El pabellón azul  es una historia sobre la nostalgia. El protagonista y casi único narrador de esta colección de anécdotas magníficas e increíbles es Augusto Bordino, un anciano que vive solo y al que únicamente le quedan sus recuerdos, recuerdos de una vida de cómico de la legua, artista circense de origen italiano que junto con su familia realiza una larga tourneé que les lleva de Galicia a Argentina y parte de América del Sur. Durante este "viaje a ninguna parte" la trouppe irá creciendo en número, ya que durante la larga gira van adoptando a una serie de personajes a cuál más curioso que se van encontrando por el camino. Esta singular compañía de espectáculos posee además una admirable capacidad para reciclarse según el momento o lugar en que se encuentren. Así desde sus comienzos en que a modo de atracción de feria ofrecen las primeras proyecciones de "La linterna Mágica" simultaneadas con representaciones circenses, la familia Bordino irá ofreciendo en su larga trayectoria profesional una interminable lista de espectáculos de todo tipo que culmina con la representación teatral de una adaptación musical de "Moby Dick" de H. Melville haciendo aparecer una ballena real en el escenario. Mientras hilvana recuerdos, Bordino espera la llegada de su hijo más querido y la aparición en su ventana de una paloma blanca que vuela desde lejanas tierras con una carta en el pico que pone su nombre.
 
Ahora no tiene nada. El único amigo que tenía ya no está con él y el presente le ofrece pocas emociones en comparación con la intensa vida de cómico que ha llevado junto a su familia. El tono de la narración posee algunos puntos en común con "El coronel no tiene quien le escriba de García Márquez ya que al igual que el personaje de esta historia, Augusto espera una carta que nunca llega y ambos comparten esa abulia cotidiana del que ya sólo le queda esperar a que llege la muerte.
 
De igual modo, la alusión a "El viaje a ninguna parte", novela y película de Fernando Fernán Gómez tampoco es gratuita. El propio título del libro, "El pabellón azul" tiene que ver con la condición apátrida de los cómicos que son de todos sitios y de ninguno a la vez y que por ello ostentan una nacionalidad universal, algo que quedaba bastante patente también en la obra de Fernán Gómez. Los barcos que ondean la bandera azul son aquellos que no pertenecen a ningún territorio. Por eso, el pabellón azul representa para Bordino y su familia: " la enseña errante, divisa de las gentes del camino, de los que como yo son de ninguna parte, toda la tierra por país". De este modo adoptarán este símbolo como santo y seña identificadora de esta troupe  de titiriteros.
 
De igual modo "El viaje a ninguna parte" y esta novela resultan ser una serie de anécdotas narradas por un cómico al final de su vida y en las que se evidencia una inevitable mezcla entre realidad con ficción, difícil de delimitar dónde empieza una y termina otra.
 
Nos encontramos, por tanto, con una narración bien contada en líneas generales pero que se me hizo un tanto cansina y reiterativa. Combina momentos y situaciones descritas con eficaz agilidad con otras que me resultan excesivamente explícitas como sucede por ejemplo con la representación teatral de Moby Dick, que pienso no era necesario contar con tanto detalle. Se produce, por tanto, un (para mí) incómodo contraste en una narración que en ocasiones sabe ir al grano y otras sin embargo se detiene en exceso en según que situaciones, quizás no tan interesantes.
 
Como contrapartida, el tono entre nostálgico y pesimista consigue ser poético sin empalagar y sin aburrir, regalándonos algunas reflexiones sobre la vida, la relación con las personas que queremos, la paternidad, el paso del tiempo, la muerte... de una profunda e intensa belleza.
 
De igual modo, encuentro un gran valor en el modo en que el autor recrea o idea las diferentes biografías de cada uno de los singulares personajes que van formando parte de la compañía así como los miembros de la extensa familia de los Bordino.
 
Joseph B Macgregor