El otro legado de Jesús

Opinión:

Con este libro Joaquín Riera prosigue con su meritorio esfuerzo intelectual de aproximarnos a la figura de Jesús, así como las luces y sombras del movimiento religioso que siguió a su figura, con un eficaz manejo e interpretación de fuentes históricas. A su gran capacidad pedagógica, se une su evidente habilidad narrativa, que nos permite comprender mejor aquellos años y especialmente las "maniobras" de sus seguidores, agrupados según las diferentes perspectivas interpretativas, visiones e incluso intereses.

Un libro que sorprende al lector, con tesis tan sugerentes como provocadoras, orientadas a explicar, según el autor, "el testamento ignorado de Jesús", reivindicando voces censuradas y arrinconadas durante siglos por la Iglesia, mediante el cuestionamiento de prejuicios ampliamente consolidados en la historia oficial, especialmente a partir del peliagudo debate sobre el destino del cuerpo de Jesús tras su muerte y sus efectos en el primer cristianismo. Y en relación con esto, asuntos no menos complejos como el mito de la tumba vacía, la resurrección, el fin del mundo, entre otros.

Teniendo en cuenta que Jesús, que se sepa, nunca escribió texto alguno de su puño y letra, y que los evangelios fueron redactados por testigos no oculares unos cuarenta años después de su muerte, o que los primeros que se llamaron cristianos vivieron en la tierra pagana de Antioquía de Siria también cuatro décadas después del fallecimiento de Jesús, el autor pone especial énfasis en Santiago, que fue una persona muy cercana a él, su propio hermano, algo ocultado por la Iglesia porque cuestionaba la virginidad de María.

Santiago escribió, poco tiempo después de ser ajusticiado Jesús, su hermano, un breve texto denominado por la Iglesia como la Epístola o Carta de Santiago, que, a juicio del autor, es una tesis radicalmente refutatoria de las ideas principales sostenidas por la Iglesia durante siglos, lo que explica su deliberado olvido o arrinconamiento en las ceremonias eclesiásticas. Sin duda es casi novelesco el retrato familiar de Jesús, como un loco o hechizado, que expresa Santiago cuando se refiere a su primera época de magisterio por la zona de Galilea, que sólo cambia tras su muerte, porque entonces pasa a ser visto su hermano por él mismo como un profeta.

Ese texto de Santiago, el más antiguo de los documentos cristianos conservados, representa una radical oposición a las tesis oficiales de una Iglesia que ha desplegado una visión mítica de un hombre, basada en milagros y visiones, que casan mal con la humanidad de Jesús. Riera no sólo cuestiona tesis tan comerciales como en absoluto ciertas o rigurosas, como la del famoso Dan Brown y su millonaria novela, sino sobre todo lo que llama "prejuicios" profundamente arraigados en la tradición, que no se apoyan en las certezas historiográficas, sino que son producto de estrategias muy posteriores a la vida y muerte de Jesús.

El autor usa con precisión y brillantez narrativa el escalpelo de su erudición, para analizar la dudosa pretensión de fundar una iglesia o una religión por la primera cohorte de seguidores de Jesús, lo que podría explicar porque estos no escribieron sus hechos ni sus palabras, convencidos de la certeza inevitable del fin de mundo que se contenía en las enseñanzas de su maestro. O los ímprobos esfuerzos, tras comprobar que ese final no llegaba, para ponerse manos a la obra, sumergiéndose en las escrituras sagradas hebreas para poder explicar ese retraso, reinterpretando la palabra y hechos de su maestro, recuperando el recuerdo de quienes lo conocieron en vida, en un proceso de desplazamiento de los familiares y de los más próximos seguidores de Jesús por Pablo de Tarso y sus acólitos.

Una apropiación de la palabra y figura de Jesús que dio origen, según sostiene Riera, a una nueva religión, institucionalizada con su propia jerarquía, la Iglesia cristiana católica, apostólica y romana, separada del judaísmo y asociada desde el siglo IV d.c. al Imperio romano. Pero es más, Riera afirma que la base del cristianismo es "una invención basada en un trauma (muerte de Jesús y sepultura anónima) y un desengaño (no llegada del fin del mundo) que no tiene nada que ver con su inspirador; una herejía del judaísmo que se convirtió, pasada por el tamiz de ideas religiosas helenísticas de la mano de Pablo de Tarso, en religión oficial del imperio que había ejecutado a su supuesto fundador". Una tesis que el autor defiende ofreciendo fundados argumentos que cuestionan mitos, prejuicios como él lo llama, como la tumba vacía de Jesús; o su mitificación y/o divinización de su figura humana por sus seguidores, distante de la visión de los nazarenos que ponían más el énfasis en la personalidad terrena, en su ética y su mensaje, a diferencia de esa idea construida posteriormente que le veía como el hijo de un Dios redentor de la Humanidad o incluso como el mismo Dios.

Un libro erudito, bien escrito, sin duda polémico, que será de gran interés para curiosos de la Historia, sean o no creyentes, porque esto forma parte de nuestro acervo cultural e ideológico de siglos. Una provocadora obra de sumo interés, totalmente recomendable.

Jorge Riet