El niño hoja

Opinión:

"El niño hoja" es un cuento muy bonito ideal para niños pequeños, en mi opinión, de edad de 2 a 5 años. Primeramente, para que nosotros seamos quienes leamos y después para que ellos solos lo hagan.

Su portada llena de colores vivos y alegres ya invita a que sea el elegido para las próximas lecturas de nuestros pequeños.

Un detalle que he ha gustado es que, en el interior de la portada y contraportada, viene dibujado un mapa del mundo, en dónde han reflejado los lugares por los que nuestros amigos del cuento van a viajar y el detalle de lo que van a ver. Vienen los nombres de los continentes por lo que, para ir enseñando y que aprendan de una manera diferente y divertida, está muy bien.

La historia es sencilla, pero entretenida y divertida para los niños. Maribel Medina usa un vocabulario sencillo y muy adecuado para que los niños entiendan lo que les estamos leyendo, o si ya son algo más mayores lo puedan leer ellos solos. El tamaño de letra es bastante grande lo cual es una ayuda para ellos.

Además, tenemos de fondo la pequeña enseñanza de la amistad. El niño hoja conoce a más niños como él e idean la manera para seguir juntos. Ya empezamos a valorar la importancia de la amistad y de no perder a los amigos.

También al final del cuento, nos enseñan que, aunque seamos diferentes, siempre vamos a tener nuestro lugar en el mundo, solo hay que buscarlo.

Otro detalle a destacar es que vienen explicaciones, también sencillas, pero con datos de interés, sobre los sitios que el niño hoja visita. Por ejemplo, en Australia nos detallan que vive una de las arañas más peligrosas del mundo. O que hay el doble de canguros que de personas. Lo mismo ocurre cuando visitamos París, Japón o Alaska. Pequeños detalles que consiguen que los niños vayan aprendiendo.

El libro está lleno de ilustraciones de Javier Ripa que siguen la misma línea que en la portada. Son dibujos de colores alegres y llamativos. Tienen muchos detalles que pueden gustar, como por ejemplo las garras y dientes del oso que encontramos en Alaska; o las miles de flores de cerezo con las que juegan en Japón. Llaman la atención de los niños o les estimula para que se fijen en detalles que además hemos leído en el texto.

Para mí es una edición bonita, con una historia divertida, y unas ilustraciones llamativas, que merece la pena adquirir.

Vane Gómez