El mundo es uno

Opinión:

Tal vez conozcamos a Arthur C. Clarke por la cantidad de novelas de ciencia ficción con las que nos ha deleitado, pero si nos adentramos en su biografía, entenderemos aún más su vínculo con el espacio. Es que seguramente no todo el mundo sabe que en 1945, ¡Arthur C. Clarke inventó el satélite de comunicaciones!

Este libro nos cuenta parte de su vínculo con la carrera aeroespacial y de la aventura de muchos por alcanzar lo imposible, pero volvamos atrás, que nos adelantamos un poco…

En esta obra de divulgación, el autor nos cuenta con mucho detalle -y sobre todo con anécdotas- cómo se hizo posible, gracias a muchos hombres y mujeres de pro, esto de comunicarse con más velocidad, desde el telégrafo al satélite, pasando por el teléfono, la radio y unos cuantos aparatos más.

A través de la lectura de este libro nos damos cuenta cuán afortunados somos en este siglo de los microchips, bytes e informática para todos, comparando las comunicaciones antes y después del telégrafo, más aún, luego de un esfuerzo casi titánico, se lograse establecer el primer cable telegráfico submarino.

Esta obra es un testimonio de lo ha sido el avance en estas décadas, de moverse a una velocidad hasta cambiar, incluso, conceptos internos, ver la vida de otra manera.

¿Seríamos capaces, catástrofe o lo que sea mediante, de volver a funcionar como sociedad antes de la aparición del telégrafo? Cuesta imaginar una vida más al ralentí, más apacible si cabe, con menos información y más lenta… eso solo lo vivimos a medias si nos adentramos en el mundo rural y aun así, habiendo cobertura, no soltamos el móvil ni en broma. ¿Estaríamos preparados para vivir así?

Bueno, este libro no solo nos cuenta la historia del desarrollo de las diversas telecomunicaciones, con sus fracasos y sus éxitos, de las personas que intervinieron en ello, sino que además nos entrega una serie de textos del propio Clarke que definen, si cabe, esa vinculación con este futuro que él pensaba en aquel entonces, y que se ha convertido en una realidad hoy por hoy.

Pero lo importante, más bien, lo esencial de este texto es lo que señala su título: "El mundo es uno". La globalización, la ampliación de posibilidades en muchísimos aspectos: web, redes sociales, email y más que se van sumando nos convierten en esta aldea global que va dando vueltas a una velocidad vertiginosa y, a veces, dan ganas de decir como dice Guille, el hermano de Mafalda: "¡Paren el mundo, que me quiero bajar!"

Y sin embargo, seguimos subidos en esta ola tecnológica que no sabemos adónde nos va a llevar, sea donde sea; seguramente aún mantendremos nuestra capacidad de asombro, que es una de las bases que hacen que este mundo siga girando: la curiosidad, la inventiva, la motivación… donde exista un montón de personas reunidas para hacer posible lo imposible, esta ola nunca dejará de crecer.

Carol Inabé Barba