el mundo es ansí (las ciudades, ii)
Título: el mundo es ansí (las ciudades, ii)
Título Original: (el mundo es ansí. las ciudades ii)
Autor: Pío Baroja
Editorial:
Alianza
Copyright: Colección El libro de Bolsillo - Biblioteca de Autor
ISBN: No definido
Etiquetas:
Argumento:
Atención: SPOILERS. Este análisis desvela partes importantes del argumento.
Sacha conoce al narrador de la historia (quizá el mismo Baroja, en todo caso un escritor) cuando en segundas nupcias se casa con un pintor de éxito amigo suyo, don Juan de Velasco, vago sportman que como muchos, encuentra en el arte, un oficio en el que no dar ni golpe, sobre todo si tienes éxito, pues así no está mal visto al menos en España; en Biarritz y con una hija, el escritor conoce a esta frágil criatura que nos es descrita desde la falta de glamour y exotismo como una persona que descubre la injusticia del mundo obrero desde su catolicismo y se ve impedida a la acción, como muchas de sus criaturas o conducida por un camino de vida fácil que le lleva a no valorar los esfuerzos académicos en parte porque los que le rodean descubren la fortuna de su progenitor, así como la capacidad de disponer de ella, sólo entregándose literariamente a la mujer. Son los caballeros que a Sacha se acercan, educados y altos impostores de los que es víctima más por su inocencia y ñoñería (hasta un punto es antipático el personaje) que por la conciencia que va adquiriendo su vida. Así, de compartir aula con intelectuales machorras que fuman, y al no verse identificada, se va sumando en capas una dura superficialidad en su personalidad de la que se quiere deshacer sin saber cómo; a medida que los años pasan y los paisajes de Ginebra, Rusia, Italia y España se suceden, Sacha se da cuenta de que para recuperar un idealismo o decencia perdidos, no cabe más que una cruel resignación que ve reflejada en la inscripción de una fuente en la aldea de su segundo marido en Ribera del Duero, allí pone: El mundo es ansí.
Cuando Sacha escribe al narrador, su amiga Vera y la familia Arcelu sobre su triste y desesperado destino, al lado de hermanos y sirvienta rusa, algo en su cabeza le lleva a agradecer y pedir perdón. Parece mentira que en la dilación de sus días, se haya visto despechada sin motivo una vez, haya perdido el amor gris (pero amor, al fin y al cabo) de su vida, y su dinero acabe siendo malgastado por el ocioso discurrir de los días, sin apenas más provecho que una hija de la que cuida. En sus correspondencias e infancia, Sacha descubre la lectura con más de 14 años así como la necesidad de educación junto a su moribunda madre que la introduce en la música, la ciencia y la literatura y la hace amar un mundo que descubrirá desprovisto de conciencia social y a la que ella sólo queda rezar para que no empeore. Dado el convulso panorama socio-económico, Sacha decide, tras el Bachillerato, ir a Suiza en contra de la voluntad de su padre, a estudiar Medicina; allí, en la Biblioteca de la facultad conoce a más población rusa allí exiliada y se hace muy amiga de Vera, hija de un humilde médico de pueblo, que ha entrado a estudiar por recomendación sin gustarle la carrera y cuyas conversaciones versan sobre belleza, vestidos y moda antes que anatomía. Como ambas no son muy buenas estudiantes, recibirán clases particulares del recomendado de Vera de esta asignatura, pero un discípulo del mismo, les hará ver la tiranía del especialista: él es profesor y aunque estudió la carrera siente más inclinación por el embelesamiento y el conflicto, que por intentar que sus amigas se apliquen.
En una cena exótica, Vera conocerá a un anarquista ruso casado con quién irá a mítines y que le entrevistará para su pasquín. Con el paso de los años, la amiga de Sacha ganará la batalla a esta mujer, se casará con él y tendrá una hija. Mientras, Sacha se casa con el profesor y cuando el padre de ésta muera y deshereden entre todos a un hijo labriego que se quiere quedar con todo, el profesor ve el objetivo de quedarse con unas tierras para empezar a explotar trabajadores y vivir como un burgués; pero su recelo y antipatía hace que ambos se separen y Sacha se vaya a vivir a Florencia con su hija una vida aún más gris y donde el arte y el catolicismo se viven de otro modo.
Conoce a una joven húngara que se enamora de un violinista bohemio y de otra amistad conseguirá algo de dinero posando desnuda para un pintor; es en una de estas reuniones donde conoce a Juan, que le atrae por ser un hombre dinámico y activo; será su segundo marido y pasarán la luna de miel en Biarritz, pasando luego a la casa de sus padres para ser presentada; ella ve en España el salvajismo de las corridas de toros y a una gente cínica y cerrada en sí misma que no comprende; cuando llegan a Sevilla, el pintor Velasco discutirá sobre el paisaje español en pintura con otra celebridad; es entonces cuando Sacha conoce a un primo de la familia de Juan, Arcelu, periodista y diletante, pobre hombre y engatusador, aprendiz de todo y maestro de nada, un personaje que se vende a sí mismo como destructivo que huye y en el que encontrará más tarde, junto a sus hermanas, en el Puerto de Santa María, una compañía agradable, cuyo roce se parte en una discusión marital de celos injustificados que actúan cruzadamente.
Opinión:
Segunda parte de la trilogía de novelas “Las ciudades” del escritor vasco de la Generación del 98, que en esta ocasión se centra en el personaje Sacha Savarof, hija de un aristócrata militar zarista de la vieja Rusia, que desapegada de los mimos y malcrianzas de su padre, decide estudiar Medicina en Ginebra ante los primeros conatos de lucha comunista y anarquista en el campo o latifundios de las altas clases. Política, viajes, amoríos y discusiones sobre los caracteres de las gentes son constantes en esta breve novela, así como en muchas otras de su autor.
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Comentario de los lectores:
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