El mapa del caos

Opinión:

Se acaba la trilogía de los mapas o la trilogía victoriana de Félix J. Palma con este volumen, y una se reafirma en que si tuviera que llevarse algún libro, trilogía, o saga a una isla desierta sería la de Félix. O, simplemente, dejar a un lado el resto de libros leídos y por leer, y releer una obra. Sí, sería su trilogía. Y ahora más que nunca. Hay varios motivos, pero uno en particular es lo muchísimo que descubriría en cada lectura, porque como los he leído con tantísimas ganas y los he disfrutado tanto, estoy segura de que se me han pasado muchísimos detalles. Hay muchas novelas que son tan lineales que jamás podría pasar algo así, pero las de Félix son complejas, están llenas de detalles, giros, y, sobre todo, mundos paralelos ¿y qué significa eso? ¡Que hay tramas y personajes para vivir saltando de nube en nube! Y cuánto me gusta a mí cada vez que aterrizo en una de ellas, equilibro los pies, me siento a leer y me dejo llevar. En la trilogía de Félix estos saltos son más visibles en el tercer tomo.

En este tercer volumen, cuando me creía ya asentada en un mundo concreto y con un H. G. Wells, me encontraba en otra nube con otro Wells, otra Jane, otro Montgomery Gilmore, otra Emma, otro Cornelius Clayton (me encanta este personaje en todos los libros)… Como son tantos los personajes que aparecen, algunos nuevos y otros no, el libro comienza con una Guía del Lector y ahí pueden repasarse en una línea o poco más quiénes son (o recordar quiénes era cuando leímos sobre ellos en otros libros) Yo empecé a leerla y luego la dejé, para acabar dándome cuenta de que no la necesitaba. Es más, cuando saltaba de un Wells a otro, iba loca, pero siempre acababa sabiendo con quién estaba porque Félix J. Palma sabe situar muy bien cada trama y cada mundo.

La primera vez que oí hablar del virus de la cronotemia fue en el volumen de relatos de ciencia ficción "Cronotemia y otras historias de viajeros del tiempo" (edición de Fernando Marías), y me ha encantado ver cómo Félix ha sido capaz de coger un pequeño relato y hacer una trilogía enorme con esa base.

Y no es ese el único guiño a sus anteriores historias: el propio hombre invisible cobra vida y lo hace con una explicación lógica muy creíble. En este volumen será un saltador, un villano que ha perdido la cordura (¿os suena, lectores de H. G. Wells?) y que está dispuesto a todo para que nadie salve ninguno de los mundos paralelos.

H. G. Wells y Jane tienen aquí muchos sosías. Ellos -por motivos que se leerán en el libro- envejecen con el libro del Mapa del Caos (la salvación) y una misión: dárselo a quien podrá salvar a los mundos. Para llegar a ese momento viviremos con varios H. G. Wells, principalmente con uno que se hace muy amigo del multimillonario Montgomery Gilmore y su enamorada, Emma Harlow; el mismo que invita a su amigo Arthur Conan Doyle a pasar unos días juntos y vivir una extraña aventura espiritista. Y es que aquí pasa de todo, hasta reuniones espiritistas, relaciones amorosas entre Cornelius y una mujer animal, fusiones de mundos paralelos, Emmas vivas y Emmas muertas, H. G. Wells que escriben " La guerra de los mundos" y H. G. Wells que en todo caso la sufren, personajes modificados genéticamente y reconvertidos en asesinos, con toques (posiblemente ni imaginados por el propio autor) de Fringe o de doctor Who, con Sherlock Holmes de ficción y Sherlock Holmes reales (aunque en ocasiones como esta y otras, ya digo que hay muchos guiños, no se traten de tramas si no prácticamente de cameos, como el de Lewis Carrol, Alicia Liddel o incluso el conejo; este es un volumen lleno de guiños literarios que cualquiera descubriría con una sonrisa en los labios)… todos los mundos posibles e imposibles, cualquiera imaginable o por imaginar…

Es muy curioso porque gracias a este volumen descubrimos, por ejemplo, cómo pierde la mano Cornelius Clayton, que a su vez se relaciona con una mujer animal que, a su vez, se relaciona con un profesor de otro mundo que, a su vez, se relaciona con el mundo paralelo del virus de la cronotemia y así, una y otra vez vemos relaciones: unos personajes con otros, unos hechos con otros, y todos tienen explicación y dan sentido al origen de todas las historias. ¡Por el amor de Wilde! Qué trabajazo el de Félix. Y es que mientras leía la novela era incapaz de comprender cómo alguien podía escribir una historia tan, tan compleja, tan difícil, sin que se le escapara ningún detalle, relacionando todo desde el primer volumen -y en el tercero se multiplican las historias y mundos-, manteniendo el orden sin liar una historia con otra o un personaje con otro, porque los relaciona, sí, pero no se lía con ellos. Es la magia de Félix, el prestidigitador de palabras e historias. El mago de la fantasía.

Y si H. G. Wells me fascinaba por esa capacidad de crear historias de ficción tan adelantadas a su época, Félix J. Palma me maravilla por la capacidad de dar vida a Wells y a sus propias historias.

Recuerdo que cuando empecé el tercer volumen me encantó la historia de ese H. G. Wells que saltaba a otro mundo con su mujer, que disfruté mucho con la historia de Clayton, luego me pareció sentir un parón en otra historia que parecía alargarse con Wells, Gilmore y Conan Doyle, pero noté que era porque necesitaba de alguna forma que Clayton volviera, que el otro Wells hiciera acto de presencia. Y dudé si volverían o no. Vuelven, ya lo creo que lo hacen, de hecho igual estaban ya ahí, pero incluso antes de su vuelta iba a vivir muchas más aventuras que me tendrían absolutamente atrapada entre sus páginas. Cuánto he disfrutado. Aún me pregunto a cuántos Wells he conocido, lo que no me cabe duda es que me encantaba descubrir de pronto con cuál de ellos estaba y cómo se relacionaba con el mundo o los mundos.

Con su primera novela de la trilogía victoriana, Félix J. Palma consiguió que me hiciera con un volumen con todas las novelas de H. G. Wells y me las leyera. De alguna forma y tras esta experiencia me cuesta separar ahora a uno de otro, pero yo me siento especialmente orgullosa del nuestro, de Félix, el autor español. ¡Bravo, Félix, bravo!

No puedo decir que éste sea el mejor de los tres, en primer lugar porque soy una fan loca de los extraterrestres y el segundo a mí me fascinó (me consta que otros piensan que el primero era mejor y otros se decantan por el tercero), pero sí puedo decir que los tres juntos son un gran libro, y que me declaro fan de la trilogía victoriana de Félix. El autor dedicó el primer volumen ("El mapa del tiempo") a la novela "La máquina del tiempo", el segundo ("El mapa del cielo") a la novela "La guerra de los mundos", y el tercero ("El mapa del caos") a la novela "El hombre invisible", las tres de H. G. Wells, pero si pensáis que se ha dejado por el camino al Dr. Moreau, mejor leéis esta novela, que algo de eso hay, aunque yo personalmente me arrodillaría ante una cuarta novela como "El mapa de la isla" o "El mapa de las razas" (o lo que se le ocurriera) donde Wells se las tuviera que ver mucho más directamente con las recreaciones de Moreau.

Pero una de las cosas que más me gusta de este libro es que Félix ha escrito algo que, por mucha ficción que sea, yo llevo años diciendo: ¿por qué hay gente que cree en lo que hoy llamamos seres de leyenda, o en fantasmas? Todas las historias tienen o una base real -es el caso de las leyendas-, o testimonios y experiencias -algunas muy personales relacionadas con espíritus y el más allá- y yo siempre he apostado porque todos esos seres -etéreos o no- vienen de otras dimensiones. Y he aquí que llega Félix y os cuenta aquello en lo que yo creo ¡en una novela! La teoría de las cuerdas unida a la ficción, a las creencias populares, a los fantasmas, a los sosías… ¡Qué maravilla!

Hay libros que me gustan mucho cuando los termino pero no los leo con rapidez porque no tienen esa capacidad de absorción, y hay Mapas del Tiempo, del Cielo y del Caos que me roban el aliento y las horas, pero me devuelven la ilusión por la lectura.

Bravo, Félix, bravo.

Anika Lillo