El libro de los breves amores eternos

Opinión:

Andreï Makine, nacido en Siberia en 1957, es considerado un narrador excepcional de la esencia del alma rusa y de las complejidades de la vida bajo el régimen soviético. Tiene que encontrar su hueco entre los lectores en español, de modo que la edición de Encuentro es una puerta más a su reconocimiento en nuestra lengua, tras las ediciones que la colección Andanzas de Tusquets hiciera de La mujer que esperaba y Vida de un desconocido. En "El libro de los breves amores eternos" presenta ocho relatos que, si bien pueden leerse de manera independiente, están unidos por personajes y temas recurrentes, ofreciendo una visión unificada de una existencia gris y dura en la URSS desde los años 60.

El protagonista, un joven que a los diez años es internado en un orfanato, recorre los entresijos de la vida soviética en busca de sentido y autenticidad. El relato llamado "La que me liberó de los símbolos" es una obra maestra de esta indagación de lo auténtico en lo que es un montaje político-social. A través de sus vivencias, el lector se adentra en un mundo donde los encuentros amorosos, aunque normalmente poco estables o satisfactorios, representan un refugio ante la rigidez de un sistema que controla cada aspecto de la existencia. Estos breves instantes de amor y conexión se erigen como resquicios de esperanza en una realidad marcada por la represión y la deshumanización. Mi favorito sin duda es "La mujer que había visto a Lenin", magnífico. En él se cuenta cómo los huérfanos organizan una visita a una aldea remota para encontrarse con una mujer que conoció a Lenin. Lo que ocurre a partir de ese momento se corresponde con una radiografía nítida de cómo debieron ser aquellos años de apariencia y engaño.

Makine despliega una prosa depurada y evocadora, logrando transmitir imágenes y emociones con una economía de palabras que refleja la austeridad de la vida que describe. Su estilo narrativo, introspectivo y lírico, invita a reflexionar sobre la fugacidad del amor y la capacidad del ser humano para hallar belleza y significado incluso en las circunstancias más hostiles.

 Lo que más valoro de la obra es la manera en que la historia personal se entrelaza con el trasfondo histórico y político. Los juegos de ida y vuelta entre personajes y circunstancias son pura literatura. A través de episodios simbólicos, como la mecánica de los desfiles y la pompa oficial del régimen, Makine introduce una crítica sutil pero incisiva sobre las contradicciones del sistema soviético.  

Obra de gran resonancia literaria que nos recuerda eso tan importante de que, incluso en los escenarios más sombríos, la capacidad de amar y de crear vínculos genuinos es lo que, en última instancia, otorga sentido a nuestra existencia.

Rafael Ruiz Pleguezuelos