El libro de la selva

Opinión:

Uno de los mayores inconvenientes de leer -y reseñar- un libro clásico (porque sí, la literatura infantil y juvenil también comprende de atemporalidad) es la presión del renombre que ya tiene. Y otro es el hecho de que se trata de una historia que los lectores recuerdan constantemente en su cabeza. Todos, seamos de la generación que seamos, hemos crecido viendo en algún momento a Mowgli, con su melena oscura y ese taparrabos a modo de pañal, viviendo mil y una aventuras por la selva. Desde su adopción por la familia de lobos hasta su viaje a las ruinas de los monos y la pelea con el famoso tigre, Mowgli es un personaje casi mundialmente conocido.

La parte positiva de leer un libro como este (o como "Alicia en el país de las maravillas", "Las aventuras de Tom Sawyer" o "La Isla del Tesoro", que también forman parte de esta bellísima colección de Austral) es que ya a priori sabes que no te decepcionará. Porque leer a Rudyard Kipling es volver a la infancia, y esa sensación de dulce nostalgia es uno de los mayores tesoros del ser humano.

A mí, sinceramente, me impresiona cómo la misma persona que escribió el poema "If" o "Capitanes intrépidos" pudo, al mismo tiempo, escribir unas historias tan cándidas e inocentes. Y bien sabido es que las fábulas no son nada nuevo en la creación literaria, pero Kipling les otorga una voz tan humana a sus personajes, que se te olvida que son lobos, osos, tigres y monos. Así, consigue reflexionar sobre los misterios de la conducta humana a través de seres inhumanos. Una técnica paradójica que, al fin y al cabo, logra muy buenos resultados.

Porque, en realidad, "El libro de la selva" es un conjunto de cuentos que sirven como pretexto para hablar sobre montones de temas de importancia universal. Quizás algunos de los más claros los vemos personificados en Mowgli y los personajes de sus historias: la importancia de la familia, el honor, el aprendizaje, la dicotomía de la vida urbana y la vida salvaje -con lo que implica vivir en sociedad-, etc.

Y, de hecho, es precisamente eso lo que lo convierte en una lectura muy adecuada para niños, jóvenes y adultos; es un libro apto para todas las edades. Unos podrán descubrirlo por primera vez y otros revivirlo de nuevo, pero estoy seguro de que todos los lectores descubrirán, con cada lectura, nuevas perspectivas de estas historias. Además, incluye, entre capítulo y capítulo, maravillosos poemas (o canciones) que describen con mucha gracia a los animales de la selva.

Un libro altamente recomendable para todos los lectores, y aún más con esta edición tan bella. Merece la pena tenerlo solo para deleitarse contemplando esa atractiva portada cuyo tacto es tan agradable a la piel. Si algo agradece un lector casi tanto como un libro escrito con cariño, es un libro editado con cariño. Y en Austral, con esta edición, han acertado.

Darío Luque