El libro de Jonás

Opinión:

"El libro de Jonás" es una obra escrita en tono melancólico, en pasado en buena parte de su extensión y con un lenguaje que, en ocasiones, resulta ampuloso. Es rápida de leer, lo cual no quiere decir que sea una lectura amena. Al contrario, es uno de esos libros que quieres acabar pronto. 

El inicio es intenso cuando el personaje que tiene más peso en la trama, Justo Pastor, más adelante llamado Jonás, pierde un ojo jugando a los indios. En seguida se atribuyen proporciones mágicas a esa cuenca vacía que el protagonista, su mejor amigo, sigue creyendo incluso de adulto. Nos encontramos con que un personaje misterioso que aparece brevemente es el que tiene más carisma y el que condiciona la vida de los demás, que parecen orbitar a su alrededor, aunque haga décadas que no le ven o no tienen contacto con él.

En cuanto al Amigo, no se sostiene por ningún lado. Es un personaje inmaduro, poco consecuente, intolerante a la frustración que presenta una evolución muy escasa y que se refugia continuamente en excusas para no afrontar la realidad y los compromisos. Su consorte, Argenta, conforma la segunda voz literaria. Ella es un ejemplo de ese pseudo romanticismo ñoño, típico y sostenido por fantasías. No me da la sensación de estar ante una mujer hecha y derecha que ha sido independiente la mayor parte de su vida. La que me llama más la atención de las hermanas es Cobre, por ser más resuelta, valiente y comprometida con su causa, que es la medicina. El librero Humberto comparte bastantes rasgos de personalidad con el protagonista y juntos refuerzan su manera de ser,

Lo que me llama la atención es que, a pesar de ser ancianos todos los personajes en el presente del libro, casi todos, con excepción de Áurea, eran solteros y muchos permanecían célibes. En el contexto social en el que se enmarca la obra, no me parece creíble. Se trata de un conjunto fantasioso que se intenta encajar en un contexto real.

El transcurso de los acontecimientos se ve continuamente interrumpido por reflexiones, o más bien divagaciones, de los personajes. Eso entrecorta el ritmo de la narración y le resta mucha fluidez. En algunos puntos llega a romper el hilo argumental, que peca de recargado y tibio. Y de hacer sentir cierta anhedonia. Otro punto a remarcar es el desprecio y la banalización que se hace del folklore popular a través de un pseudo esoterismo facilón propio de un cristianismo alimentado de intolerancia a cualquier oposición.

Pero como todos los libros, bien tiene su público. Lo recomiendo si te gustan los romances de novela rosa, las tramas sin complicación y sin grandes sorpresas, una narrativa sencilla de entender, y los personajes un tanto típicos y banales pero accesibles.

Noelia Montalbán