El latido de la tierra

Opinión:

Hay autores que parecen escribir siempre la misma novela, lo que no ocurre con Luz Gabás que desde su primer y gran éxito con "Palmeras en la nieve" ha explorado otros caminos sorprendiéndonos en cada uno de sus nuevos libros.

"El latido de la tierra" arranca con fuerza, enganchando al lector que se pregunta quién es la mujer a la que está interrogando la guardia civil por lo que parece ser una muerte violenta. No conocemos ningún detalle de lo que ha ocurrido, ni siquiera quién es la víctima, lo que poco a poco nos irá desvelando la autora en una narración a dos tiempos, retrociendo varios meses atrás.

No estamos ante una novela negra, aunque haya un asesinato; tampoco estamos ante una novela romántica, aunque os adelanto que por supuesto hay una bonita historia de amor. Luz Gabás nos engaña con este comienzo propio de una novela de misterio para contarnos lo que de verdad quiere contar, el drama de la despoblación del mundo rural. Es una historia intimista, de personajes, de relaciones familiares, de amor y de amistad. La autora indagará en la complejidad de las relaciones humanas aprovechando la excusa del asesinato. Toda la novela tiene un poso de nostalgia: de la infancia, de la juventud y la de etapa universitaria, con el auxilio del importante poder evocador de la música, muy presente a lo largo de toda la obra, pues cada capítulo lleva por título una canción.

Por otra parte está muy presente el amor por la tierra, que da título a la novela. La tierra como sinónimo de raíces familiares, de fuertes vínculos que perduran generación tras generación; la importancia de la naturaleza y la vida en el mundo rural, con el problema de la despoblación y el nuevo fenómeno de los repobladores de aldeas abandonadas. Es curioso que cuando estaba leyendo recordé una novela que me impactó sobre la soledad y la despoblación rural, "La lluvia amarilla", de Julio Llamazares, así como otra del mismo autor "Distintas formas de mirar el agua" acerca de un pueblo fantasma de los muchos que fueron cubiertos por un pantano. Y digo que es curioso porque la autora en su nota final nos dice que fue Julio LLamazares quien nos abrió los ojos sobre la despoblación con "La lluvia amarilla".

En fin, sin entrar en detalles para no estropearos la lectura os diré que es una novela de lectura fácil y sencilla como las anteriores de la autora, con una historia muy amena y un final sorprendente que te deja cierto gusto agridulce y que contiene un mensaje positivo: que todo lo que nos ata y creemos inmutable resulta ser completamente accesorio y prescindible; que la vida cambia en un momento y al final lo que único que nos queda y que realmente merece la pena son nuestra familia y nuestros amigos más fieles.

Celsa