El Jesús de la Historia. Un acercamiento a través del evangelio de Tomás

Opinión:

Esta obra de Riera es un ensayo interesante tanto para creyentes en la fe cristiana como para aquellos que no lo son, porque arroja luz sobre un personaje histórico que se ha visto condicionado a lo largo de los siglos por quienes han querido mostrarse como portavoces o intérpretes de su figura y mensajes.

Partiendo del dato objetivo de que no puede obtenerse ninguna evidencia científica de los hechos que se le atribuyen a Jesús, especialmente teniendo en cuenta que esto fueron narrados por sus propios seguidores décadas después de su muerte, el autor despliega un vasto conocimiento acompañado de un ágil ritmo narrativo que hace de este libro una obra muy amena, que incluso puede leerse con indudable interés por aquellos interesados en los enigmas históricos sin especial interés por asuntos religiosos.

Tal y como señala el autor, de los evangelios llamados sinópticos, (los de Mateo, Marcos y Lucas), se conservan papiros de entre mediados y finales del siglo II, entre cien y doscientos años posteriores a Jesús. En el caso del evangelio de Juan, se conserva un fragmento de papiro en griego, el llamado Papiro Rylands P52, también del siglo II, que se considera el más singular porque presenta significativas variaciones sobre los otros textos en cuanto a pasajes, orden y vocabulario. Según la mayoría de los expertos, el núcleo textual de estos evangelios fue redactado antes de finalizar el siglo I, por tanto, menos de 50 años después de la muerte de Jesús. Incluso de las famosas cartas de Pablo de Tarso, sólo se conservan fragmentos de papiros del siglo III y posteriores. Se considera que la primera "biografía" de Jesús es el evangelio de Marcos, que fue presuntamente escrito entre los años 65-76 d.C., y que los evangelios de Mateo y Lucas utilizaron el de Marcos como base para su redacción aunque le añadieron otros pasajes propios, como una colección temprana de dichos de Jesús fechados en torno a los años 40-50 d.C., escrita originalmente en griego en Palestina, pero sin ningún marco narrativo, o sea, cita dichos atribuidos a Jesús pero no narra ningún pasaje de su vida. De hecho, este texto llamado "Q", no expresa un relato lineal y coherente, no menciona el nacimiento de Jesús, ningún milagro que se le pueda atribuir, y muy especialmente, como señala el autor de esta obra, de manera sorprendente no contiene ni una sola referencia a la pasión y resurrección.

Un conjunto de enseñanzas desprovisto de milagros y de presuntos hechos que a juicio del autor invita a distinguir entre las enseñanzas de Jesús y otros elementos de cuestionable credibilidad. Tal y como señala el autor, hay que tener en cuenta que los fragmentos más antiguos de Homero se estiman en más de 500 años posteriores a su redacción original, o que de la famosa Guerra de las Galias, escrita por Julio César sobre el año 50 a.C, se conserva una primera copia del siglo IX, lo que le invita a pensar que aunque los textos son muy posteriores a los hechos que se relatan, es necesario distinguir entre hechos presumiblemente reales de la vida de Jesús y aquellos otros que son resultantes de una decidida militancia deseosa de fabular hechos que apoyen sus tesis de fe.

A pesar de aquellos que sostienen que el desfase temporal entre estos textos y los hechos que narran permiten dudar de su contenido, Riera sostiene que la negación científica del Jesús sobrenatural o de naturaleza divina no permite negar su existencia como persona de carne y hueso. Y de hecho, afirma, que estos textos evangélicos presentan tres evidencias históricas: la crucifixión, la acusación de rey de los judíos escrita sobre la cruz, y las contradicciones e incoherencias entre los textos evangélicos que permiten pensar que estos no fueron obra de una meditado y planificado concierto de voluntades para fabular un mito.

Igual que no todos los grupos cristianos primitivos veneraban a Jesús como Dios, sino que le seguían como un maestro, el autor de esta obra señala su incomodidad con la "simplificación interesada e hipócrita de su personalidad y magisterio", reivindicando la necesidad de aplicar un método científico a las enseñanzas originales de Jesús, "sepultadas bajos testimonios escritos posteriores a él y redactados por escribas que pudieron adulterarlas según los intereses particulares de su comunidad o de la Iglesia oficial o institucional".

Una reivindicación propuesta por el autor de una "búsqueda del Jesús histórico", que trate de distinguir entre los datos de su vida terrenal y aquellos otros de naturaleza mitológica o religiosa. Y en la búsqueda de esos datos históricos, intentar acceder a las enseñanzas primitivas de Jesús sin prejuicios y liberados de las contaminaciones interesadas que se han ido acumulando como capas sucesivas a lo largo de la Historia.

Una obra de ensayo histórico, incluso filológico, para intentar descifrar, como propone el autor, si Jesús fue un mesías, un profeta heterodoxo, un judío apocalíptico, un revolucionario, un charlatán, un maestro, un nacionalista, un curandero, un simple prestidigitador o el hijo de Dios. Una obra sin duda interesante, muy bien escrita, muy amena y del gusto de quienes estén interesados por la Historia y sus enigmas.

Jorge Riet