El Jardín de la Oca

Título: El Jardín de la Oca
Título Original: (El Jardín de la Oca, 2007)
Autor: Toti Martínez de Lezea
Editorial:
Maeva
Copyright:
© 2007, Toti Martínez de Lezea
© 2007, Maeva Ediciones
Ilustraciones: Aritz Albáizar
Ilustraciones: ColorEdición: 1ª Edición, 2007
ISBN: 9788496748279
Tapa: Dura
Etiquetas: aventuras romance edad media misterio historia de España ficción histórica supervivientes histórica judíos romántica secta templarios thriller musulmanes cristianos catedrales cátaros agotes Robert Lepetit peregrinos siglo XIII juego de la oca
Nº de páginas: 353
Argumento:
El médico judío Ezequiel Falaquera trata a un tipo oscuro y
callado llamado Robert Lepetit que tiene las manos quemadas. Se
fija en un tablero del Jardín de la Oca que trae el visitante y a
partir de ese momento su vida da un giro de 180 grados. Lepetit
engaña al médico judío, a su amigo Yucé Tob, y a cualquiera que se
encuentre en su camino para conseguir sus propósitos, pero este
acto hace sospechar a Ezequiel que lo que esconde Lepetit, es algo
relacionado con el tablero del juego. El médico judío y un
herbolario musulmán llamado Hari al-Suri, se unen para descubrir el
secreto de El Jardín del Oca.
Mientras, Robert Lepetit hace su camino y a su paso hay quien
tiene encuentros inesperados con él y le reconoce por su pasado de
inquisidor. Eder Bozat es uno de ellos, y casi por casualidad se
une a los dos ancianos que buscan el significado del tablero de la
oca.
Cuando ellos dedican su tiempo buscando el significado, quizás un
tesoro, quizás un camino… Robert Lepetit va asesinando a diestro y
siniestro, y Eder Bozat, ayudado de un peregrino de profesión, Ugo
Ermengol, le va a la zaga con el apoyo del comendador templario
Bertrand de Garlande.
Lo que busca Robert Lepetit es el nacimiento del nuevo mesías, y
él está ahí para hacerse cargo de todo.
Opinión:
Quien coja el libro y lea únicamente la contraportada, no tiene
ni idea de todo lo que hay dentro de "El Jardín de la
Oca". No es un engaño, simplemente es una información
casi nula, sólo una pequeña observación de su novela en conjunto, y
es que este nuevo libro de Toti Martínez de Lezea,
si bien vuelve a ser históricamente correcto porque está basado en
algo que conoce, la Edad Media y el camino de Santiago, contiene
mucho más y por supuesto más interesante. En la propia web de la
editorial que lo ha publicado, Maeva, han expresado mejor ese
contenido… y aún es poco.
"El Jardín de la Oca" contiene, además
de una trama interesante que a la autora le sirve de base para
"jugar" con el tablero y todo aquello que se ha ido diciendo de él
a lo largo de su existencia, unos personajes entrañables, historias
bonitas, a veces crueles, sorpresas impensables y, sobre todo, uno
de los personajes más oscuros y psicópatas que, en aquella época
(sin muestras de ADN ni la compleja tecnología de hoy día) y con
aquel trasiego de caminantes peregrinos, hacía difícil atrapar. Al
paso de Robert Lepetit un reguero de sangre es lo único que da
pistas sobre su perfil, dado que él, como ex inquisidor y
obsesionado por su pasado y por una nueva profecía, lo único que lo
diferencia del resto (sus manos) las esconde.
Pero curiosamente este personaje malvado y cruel engaña a todo el
que se cruza en su camino, es un arma de doble filo, y peligroso
hasta límites insospechados. Tanto así, que hay quienes le
reverencian como quienes le temen. Pero no es el único personaje, y
son los otros los que le buscan para darle caza y poder, al fin,
vengarse de lo que este maldito hombre les ha hecho en el
pasado.
Esta trama se convierte, pues, en un conjunto de aventuras,
thriller, misterio, personajes de distintas razas y formas
de pensar, donde igual conoces a los judíos como a los musulmanes,
a los agotes como a los templarios, a los religiosos como a los
constructores de catedrales, a los campesinos como a los cátaros… Y
todo ello en un ambiente rico en detalles, histórico totalmente, en
el que si bien en un principio cuesta atar cabos porque está
elaborado para ir conociendo a los protagonistas, luego explota en
un camino sin retorno para el lector. En el mismo momento en que
sus caminos se cruzan, el libro te absorbe.
Una cosa que me ha gustado mucho es el hecho de ver, en
consonancia y respeto, a un judío, un musulmán, un cristiano, un
agote (adorador de la Diosa Madre) y una cátara. Esta conjunción
recuerda a aquellos libros en los que se nos recuerda que si bien
en aquella época las diferencias étnicas y religiosas existían y
vivían en grupos separados -y según en qué ciudad más aislados unos
de otros, o más unidos debido a la necesidad del mercadeo- había, o
hubo en algún momento dado uniones o relaciones amistosas donde lo
primordial era la ayuda al prójimo al margen del Dios que
veneraban.
Al hilo, me encantó igualmente cuando el peregrino de oficio, Ugo
Ermengol, el cristiano, dice a este grupo de personajes que la
religión no es lo importante (¡ojalá hoy día los fanáticos que se
matan entre ellos o unos a otros escucharan palabras tan sabias!)
si sólo se trata de normas, ritos, plegarias y procesiones. Es la
fé lo que importa -les dice- no un líder y unas reglas.
El famoso tablero de la oca es el camino que cruza sus viajes,
pero deja de tener importancia durante el tiempo en que se van
produciendo los hechos referidos a los personajes, no obstante,
hacia el final del libro, su protagonismo reaparece, y quizás ahí
muchas personas se queden pensativas por la resolución de Toti
Martínez de Lezea: la autora no cree en leyendas, y eso se
nota. Diría, por ello, que éste sirve como leit motiv de
la novela, pues es más interesante en general la historia que nos
cuenta que el propio juego.
Y si bien el peso de la trama lo tienen todos los personajes, es
de destacar el del exdominico excomulgado Robert Lepetit. Estamos a
mediados del s. XIII, la Inquisición aún tendría mucho trabajo por
delante, pero él se encuentra en una España bastante más solidaria,
y un reino excepcional, el de Castilla-León, y en un terreno donde
miles de personas caminan buscando Finisterre (el final del mundo).
Entre tanta gente a él le es más bien fácil esconderse, pero como
sus planes son tan tétricos y sus métodos tan crueles (torturador
como ninguno, dicho sea de paso) no puede escapar a las miradas de
sus víctimas y de los templarios. Sólo leer sobre él, sobre sus
actos, sobre su fanatismo y su perfil, es suficiente como para
alegrarse de haber leído la novela. Si a esto le sumamos que a los
demás personajes les cogemos ternura, tenemos un libro de 10.
Víctimas, supervivientes, sectas, templarios, asesinatos,
historias de amor y desamor, promesas que deben cumplirse, momentos
de humor (estos se los debemos a Ugo), sorpresas, Edad Media… ¿Te
lo vas a perder sabiendo que Toti Martínez de Lezea maneja esta
época, estas tierras y la escritura como nadie?
Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com
Comentario de los lectores:
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