El hombre que inventó Madrid

Opinión:

José de Salamanca es un personaje que todos los lectores del género histórico nos hemos encontrado alguna vez en los relatos del siglo XIX, su empeño por traer el ferrocarril a España y el nombre que da a uno de los barrios madrileños más conocidos son suficientes para no haber caído en el olvido.

Pero su historia, como la de otros tantos ilustres personajes, es digna de una novela como ésta, donde se suceden toda una serie de acontecimientos importantes para el futuro de la península; las intrigas de palacio, ministerios y burdeles; o la corrupción que se desarrollaba entre los pícaros, desde militares a vagabundos.

Hombre de negocios imparable, no ceja en el empeño de convertir en realidad cuanto sueña despierto. Las ideas que otros desechan, él las convierte en futuros beneficios. Todo parece un juego y la narración dibuja un personaje cercano y simpático al que todo se le da bien. El autor ha creado un traje a la medida de José de Salamanca para darnos a conocer elementos históricos de importancia y que tienen su centro de influencia en un Madrid que debe crecer de una forma organizada y eficiente.

Son muchos y de diversa temática los relatos que encontraremos en sus episodios, pero quizás caben ser destacados el de la construcción del ferrocarril, por su importancia y por la implicación política con los ingleses, que aprovecharon el momento para especular en el mercado de valores de la Bolsa de Madrid; y el referente al barrio de Salamanca, por el legado que supuso para el desarrollo urbanístico de la ciudad.

Otra de las tramas de la novela versa sobre los teatros que competían en la capital, no sólo con sus obras sino también con el lujo con el que se acondicionaban, entre ellos el Teatro Circo Price, que después de ser remodelado por José de Salamanca albergó noches de disputas entre las actrices y amantes que pasaron por su escenario.

Su vida política estuvo marcada por grandes éxitos, siendo el más recordado el de Ministro de Hacienda, cargo por el que se le culpó de apropiación indebida y tuvo que huir a Francia, después de un rocambolesco episodio dentro de un baúl en la embajada de Dinamarca.

Su rivalidad con el general Narváez, desde una fallida inversión y alguna disputa por culpa de sus amantes, forma parte de la trama; aportando a la narración momentos de tensión y un largo camino de trampas entre ambos. Curiosamente los dos seguirán unidos por los siglos en el callejero del Barrio de Salamanca, junto a Serrano, con el que también compartieron el cargo de Presidente del Gobierno y la alcoba de Isabel II.

Javier Puebla consigue desde el primer momento motivarnos para disfrutar de un periodo convulso y a la vez prometedor, perdernos en aventuras por las calles de Madrid, y acercarnos a unos personajes de una manera amena y a ratos divertida. Uno de los mayores aciertos es su manera de transmitirnos la política en tiempos de la regencia de María Cristina y el reinado de Isabel II, periodos en los que tuvimos diferentes formas de gobierno, sin que nos de la sensación de estar frente a un argumento histórico.

Pues quizás ese sea el mayor logro, unir la biografía de Salamanca, los secretos de alcoba de Isabel II, el ímpetu arrollador del general Narváez, el gran escenario que supone Madrid, el juego de la Bolsa, el empeño por construir el ferrocarril..., en una gran aventura llena de intriga.

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