el hombre divergente

Opinión:

Pocas veces tiene uno la oportunidad de comentar y charlar con el autor de uno de tantos libros como lee sobre sus impresiones y que te cuente alguna cosilla más del mismo. Y con Marc y su libro, tuve en la pasada Hispacon de Huesca esa oportunidad, y una vez volví a casa, lo releí con las indicaciones que él nos dio y el libro ganó más si cabe.
 
Porque El Hombre Divergente  es una recopilación de relatos con una buena línea. Me explico, normalmente en las antologías de un mismo autor, a veces se crean dientes de sierra en la calidad de los relatos o mantienen una pauta algo irregular, cautivando unos en exceso y otros quedándose muy por debajo de una línea marcada de regularidad. Y Marc ha conseguido para mi gusto lector, una de las mejores antologías que he podido disfrutar, y eso que no ganó los Ignotus, pero era el primero de mi lista.
 
Ya desde el prólogo que nos trae Elia Barceló, se ve que tenemos entre manos una recopilación con mucho calado. Aquí se nos presenta una realidad auténtica, de personajes de clase media/baja con sus problemas del día a día, y dentro de esa realidad, siguiendo una de las tradiciones del terror, aparece algo que provoca la ruptura de ese orden en el que se movían los personajes. A partir de ahí, viajaremos montados en el vagón del terror hacia estaciones insospechadas pero conocidas a la par. 
 
El Hombre Divergente  es una recopilación de las etiquetadas como Fix-up. Es decir, es un conjunto de historias cortas relacionadas entre sí. A veces con un personaje, a veces con una línea de argumento, pero será leyendo las dos partes del relato que da título al libro (al inicio y al final) donde veremos esa interrelación, que a lo mejor leyendo los relatos no vemos tan claro.
 
Los relatos, como digo antes, ganaron aún más en calidad cuando los volví a leer en voz alta. Marc nos comentó que varios de ellos estaban preparados para ser leídos en la radio y siguiendo el ritmo que se sigue allí, notas que lo que solo lees para ti, gana muchos enteros cuando le vas dando los tonos adecuados para leerlo en voz alta.
 
No soy persona que nombre relatos uno a uno de estas antologías ni diga sus favoritos, es preferible que cada uno los descubra por sí mismo y vea con cuáles se queda. Pero en ocasiones tropiezas con uno de esos relatos que te deja con la boca abierta y un mar de dudas y que una vez van pasando los días recurres una y otra vez a él. Me estoy refiriendo a “Gatomaquia”. Una pareja en cuya casa entra a vivir un gato y como la idea feliz del marido acaba siendo todo lo contrario. Y a día de hoy cada vez que quiero estremecerme con una lectura y quedarme con esa sensación de ¿Y esto? Cojo el libro, lo abro por la página 23 (que es por la que empieza el relato) y lo leo como si fuese la primera vez.
 
A todos los relatos además, los acompaña una novela corta (“Mosquitos”) que por si misma bien valdría otro libro, pero que añadida a los relatos acompañantes la hacen más redonda si cabe. Y nos vuelve a dejar con un poso en el estómago de mala digestión, que al fin y al cabo es una de las finalidades del terror. Se podría decir que el tono de lo que vamos a poder leer y disfrutar, tiene un toque macabro, con gotas de humor negro y mucha ironía solapada, con un estilo vigoroso y de un lenguaje natural.
 
Añado también, que en estos últimos meses, los dos relatos que componen El Hombre Divergente  han sido seleccionados para ser publicados en la Ellery Queen Mistery, que es uno de los magazines americanos de más notoriedad dentro del género. Otro éxito más que añadir.
 
Y por poner alguna pega, que no todo tienen que ser alabanzas, sería que se queda uno con ganas de leer más y sabiendo que hay más relatos en la recámara, reclama desde estas líneas que o bien se haga una segunda recopilación o que no nos haga esperar más y se marque una novela con más extensión (que según el propio autor tendremos este año).
 
Si no lo habéis leído aún, quizás os lamentéis de ello, pues a buen seguro que será uno de esos libros que quedarán en el recuerdo de todo amante del terror que se precie. 
  
Fernando Martínez Gimeno