Anika entre libros

el hipnotista

Ficha realizada por: Gemma Nieto
el hipnotista

Título: el hipnotista
Título Original: (hypnotisören, 2010)
Error loading MacroEngine script (file: ObtenerAutoresResenya.cshtml) Editorial: Planeta


Copyright: Lars Kepler (pseudónimo)
Traducción de María Sierra y Martin Lleonsi, 2010
1ª edición 2010 ISBN: 9788408090540
Etiquetas: autores escritores género negro literatura sueca policiaco suecos

Argumento:


Alguien ha asesinado brutalmente a casi toda una familia en Suecia: el padre, la madre y la hermana pequeña. El hermano aún sobrevive pese a las terribles heridas que tiene en su cuerpo de 15 años; y la hermana mayor estaba en una cabaña en el campo cuando sucedieron los hechos.
 
La salud del sobreviviente es tan precaria, y la policía teme por la vida de su hermana lo suficiente como para necesitar interrogarle a toda costa. La única opción que contemplan los facultativos del hospital donde está ingresado es hacerlo a través de la hipnosis. Y es, precisamente esa hipnosis, el desencadenante del resto de la novela.
 
Esta simple acción conllevará un gran peligro para la familia del médico que practica la sesión hipnótica y pondrá en jaque a la policía al tiempo que guiará al lector por una trama salpicada de toques de novela negra al más puro estilo sueco.

Opinión:


A raíz del éxito del desafortunado Stieg Larsson estamos asistiendo a una compra, yo diría que casi masiva, de los derechos de autores suecos. Antes de Los hombres que no amaban a las mujeresapenas si había literatura sueca traducida al español en los anaqueles de las librerías y hoy contamos con más de una docena de autores que se disputan un hueco en ellas.
 
No quiero decir con esto que todos ellos sean dignos de ser comprados, hay un poco de todo, y en el caso que nos ocupa me parece excesiva la afirmación que Planeta hace en una banda amarilla con la que ha rodeado el libro: “la novela que esperaban los fans del género negro sueco”.
 
El comienzo de la novela tiene demasiadas aristas y no invita a proseguir la lectura. Es el resultado de utilizar una buena técnica en un mal momento. Cuando un escritor desea conferir rapidez al texto, lo consigue con el uso de frases cortas. Ésta es la técnica que ha empleado Kepler, pero no entiendo porque quiere conferir rapidez a la narración cuando está intentando exponer los hechos que más tarde habrá de desarrollar. También es posible que haya pensado que ese estilo desafecto, de frases cortas, como el del que narra una historia mirando hacia otro lado, confiera a la novela un aire de informe policial, muy propio para la trama pero deficiente en su consecución. De cualquier forma, ese estilo de narrar, desprovisto en la mayoría de los casos de apuntes psicológicos de los personajes, sentimientos, sensaciones…, como si se tratase de un narrador más objetivo que omnisciente, no permite que la narración se deslice con fluidez.
 
El autor ha actuado como un narrador que cuenta en presente, en lugar de utilizar el pasado, que es el tiempo habitual. Esta técnica, a la que no estamos en absoluto acostumbrados, nos resulta extraña e impide que el libro nos enganche como debería. Porque la historia es buena, con altibajos, pero buena, y es digna de atrapar al lector. Y puedo afirmarlo porque cuando, a la altura de la página 345 comienza a hablar sobre un grupo de hipnosis con el que el protagonista experimentó sus tesis, lo hace en pasado, y entonces la narración es buena, discurre tranquila y fluida y es agradable para el lector. De hecho, consigue apresarle. Tras ellas se logra olvidar el estilo personal de Lars y se comienza a disfrutar con la lectura. A partir de ahí, la trama se vuelve interesante y ese interés va creciendo en intensidad.
 
Y algo que no perdono a Planeta, porque es Planeta, es que sus traductores (o correctores) hayan caído en el loísmo. Ya en la primera página (pág. 5), en su primer párrafo, puede leerse: “pese a sufrir lesiones mortales […] se lo había inducido a un estado de hipnosis profunda […]”. Error que repiten en varias ocasiones a lo largo de las más de seiscientas páginas que componen la obra. Y, ¿“oyuhelos”? ¿Sin hache?, véase la página 246.

Gemma Nieto

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