El espía del Prudente

Opinión:

Aragón, en el siglo XVI, era el enclave perfecto para evitar el paso de franceses, catalanes y moriscos hacia tierras de Castilla, por lo que sus nobles, que habían combatido en tantas batallas por la península y vuelto a sus tierras con fortuna, se debían al rey que les protegía. Aunque la historia demostró que más que protección, se aprovecharon de ellos para su propio beneficio.

Lupercio Latrás se negaba a ello, a él sólo le importaba Aragón y el bienestar de sus gentes, no lograba entender como otros se vendían bajo mentiras traicionando a los aragoneses.

El relato, que podría pasar por una novela de aventuras, cuenta con abundante documentación de la época aunque escasa en cuanto al personaje se refiere, si bien, algunos escritos, entre los que se encuentran los de Cervantes, han sido suficientes para dibujarlo y dar cronología a su vida; según nos cuenta el autor.

La presencia en la obra de Miguel de Cervantes y la petición de Lupercio para aparecer en sus escritos, es uno de los momentos simpáticos de esta obra en los que se puede comprobar el carácter del protagonista. La transformación de su persona a lo largo de la novela es uno de los puntos fuertes de la misma, dotándola de mayor credibilidad junto a las aventuras y los valores de su aprendizaje.

Ciudades como Roma, donde viaja para pagar la bula Papal que le perdonará sus pecados; París, donde quedará atrapado por su belleza; o Portugal, donde unirá la belleza y la alegría de sus gentes; son algunos de los escenarios por donde andará Lupercio, en busca de traiciones que alimentarán una guerra que hace mucho tiempo que dejó de ser suya.

Escrita con vocabulario de la época y recreada con momentos históricos, su lectura nos hace descubrir aventuras de salteadores de caminos, bandoleros y soldados de fortuna que tanto abundaron en la España de Felipe II.

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