El espectador
Título: El espectador
Título Original: (A nézö, 2016)
Autor: Imre Kertész
Editorial:
Acantilado
Colección: El Acantilado
Copyright:
© 2016, Imre Kertész
© 2021, Adan Kovacsics (de la traducción)
© 2021, Quaderns Crema, S.A. (de esta edición)
Edición: 1ª Edición: Enero 2021
ISBN: 9788418370144
Tapa: Blanda
Etiquetas: anecdotario autobiográfica diario holocausto nazismo literatura húngara metaliteratura premio Nobel reflexiones Auschwitz Hungría muro de Berlín anécdotas
Nº de páginas: 238
Argumento:
Tras la publicación de "Diario de la galera", emotivo testimonio autobiográfico de Imre Kertész con sus vivencias entre 1961 a 1991, y de "La última posada", que contiene sus apuntes más recientes (entre 2001 y 2009), la editorial Acantilado completa los textos de no ficción del autor con "El espectador". En este volumen se reúnen, por fin, sus apuntes escritos entre 1991 y 2001, entre los que hay lúcidas reflexiones en torno a la figura sartreana del intelectual comprometido. En estas páginas coinciden la literatura (en calidad de autor y de lector) con la vida, de modo que la lectura de Thomas Mann, de Arthur Schopenhauer o de Franz Kafka se nos ofrece en paralelo a las vicisitudes del autor: sus publicaciones, sus congresos, su vida social y, también, sus pérdidas.
Un año después de estos apuntes, en 2002, Imre Kertész fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
Opinión:
La primera entrada de este tercer diario -o, más exactamente, de estas anotaciones diarísticas- de Imre Kertész es clave: con fecha de 2 de octubre de 1991, el autor da por finalizado el "Diario de la galera" y emprende un nuevo proyecto de no ficción. Él mismo cifra este proyecto en una necesidad extraliteraria, pues su memoria de antaño ha empezado a deteriorarse, y los detalles empiezan a quedar borrosos en la mente del escritor. Tengan en cuenta que, en el momento de la escritura, Imre Kertész apenas había cumplido poco más de sesenta años, pero toda su vida, desde la más tierna juventud, había sido lastrada por los más terribles traumas que asolaron la Europa contemporánea. En los años cuarenta, con apenas quince años, fue deportado al campo de concentración nazi de Auschwitz, y de allí fue luego trasladado a Buchenwald (episodio narrado de forma sobrecogedora en su novela "Sin destino"). Tras su liberación, intentó dedicarse al periodismo y a la escritura, pero el régimen prosoviético que gobernaba en Hungría lo clasificó como un intelectual peligroso para el comunismo, de modo que todos sus esfuerzos fueron siempre en vano.
No fue hasta la caída del muro de Berlín cuando Imre Kertész empezó a cosechar mayor éxito entre los lectores cultos. Así pues, los apuntes recogidos en "El espectador" dan testimonio de ese cambio en la recepción de su obra, como él mismo comenta en diversas ocasiones en referencia a las traducciones de sus novelas y a las invitaciones a simposios, radios, televisiones y demás actos culturales. Aunque son habituales las referencias a sus obras anteriores, no ha de leerse este volumen como un diario de creación -al menos, el autor no nos ofrece una crónica de su rutina creativa, ni tampoco esconde en estas páginas ninguna clave interpretativa de su obra literaria-. Tampoco parece viable su lectura como un diario prototípico, pues no todas las entradas van fechadas y, además, la gran mayoría no hacen referencia a acontecimientos de la vida diaria.
Salvo las referencias cifradas a algunos amigos -gracias a las notas los reconocemos: Mihály Kornis, Margit Ács, Géza Csáth o György Spiró, entre otros- y a la enfermedad que se acabó llevando a su primera mujer, Imre Kertész adopta en estas páginas un tono más cercano a la reflexión filosófica que podría encontrarse en un ensayo o en un anecdotario. Son muy variados los temas que preocupan al autor y de los que deja constancia en este libro. Uno de ellos, quizás el más constante, es la creación literaria tras el desastre traumático que fue Auschwitz (en repetidas ocasiones retoma la famosa frase de Theodor Adorno para reflexionar si el arte es posible tras el trauma). En cierto momento, y sin dudarlo, Kertész afirma que "Auschwitz es la manifestación de la desaparición de una cultura bimilenaria", la cultura de la cristiandad y del judaísmo, que ha quedado infértil tras el desastre humano que fue el Holocausto, palabra impronunciable e incorrecta según argumenta el autor.
Pero no sólo de historia y de política se nutren las reflexiones que reúne Imre Kertész en "El espectador". A lo largo de la obra, asistimos a los comentarios y a las reflexiones que suscita en el novelista la lectura de ciertos autores contemporáneos, como Thomas Mann, Sandor Marái o Albert Camus. La lectura de sus diarios, en concreto, propicia una identificación especular entre el Kertész diarista y el escritor autobiográfico que observa en esos autores a los que tanto admira. Los apuntes diarísticos de Imre Kertész esconden, por tanto, mucho más que las vicisitudes cotidianas de un novelista en la sesentena; ahondan, en verdad, en las dudas de un autor preocupado por su posicionamiento y su relación con el mundo.
Darío Luque
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Comentario de los lectores:
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