El dios Jaguar

Opinión:

La editorial Luciérnaga rescata los libros del autor, algunos de ellos ya descatalogados, en una colección propia.

El fallecido Fernando Jiménez del Oso,se licenció en Medicina y Cirugía y posteriormente en Psiquiatría, pero no necesita presentación para los amantes del Misterio, es esa faceta suya la que lo convirtió en popular a través de sus programas en RTVE, revistas especializadas y libros.

"El dios Jaguar", es un interesante ensayo que pone al descubierto un misterio para el que no hay respuesta y que ha descolocado  a la Arqueología tradicional. Un pueblo que vivió hace más de tres mil años, ¿cómo y por qué esculpió en piedra esculturas colosales de rasgos oblicuos y hasta negroides? ¿Cómo dieron forma a las rocas cuando, supuestamente, no se usaban todavía los metales? ¿De dónde parten sus conocimientos asombrosos sobre Astronomía que luego recogieron los Mayas?

En solo 170 páginas, Fernando Jiménez del Oso, deja un montón de incógnitas sobre el pasado de Mesoamérica, habla con detalle de lo que se conoce de los Olmecas y sigue con pueblos posteriores que se apoyaron en los primeros, al parecer. El culto a sus dioses, incluso sangrientos sacrificios humanos junto a asombrosos conocimientos astronómicos y el cultivo del maíz como principal sustento, cuando ese vegetal parece ser un híbrido que no existe como tal en la Naturaleza, convierten la lectura de "El dios Jaguar"en un ejercicio apasionante.

La prosa del autor es cercana y amena, pone al descubierto preguntas, pero no resulta adoctrinadora, simplemente señala un hecho y deja al lector la tarea de interpretarlo; salvo de forma puntual, en la que sí deja su opinión.

Me ha parecido un ensayo que resultará interesante a todo tipo de lectores y, ni que decir tiene, una joya para los amantes del misterio y los que en su día seguían las muchas aportaciones del autor a esos temas.

Solo voy a apuntar un pequeño "pero" y son algunas fotografías. Son todas en blanco y negro y de escasa calidad, aunque cumplen su función; pero las hay que resultan difíciles de apreciar, mucho menos al detalle. 

Pilar López Bernués