El diablo de la botella

Opinión:

Robert L. Stevenson no es ningún desconocido, ya sabemos que es uno de los nombres clásicos de la literatura juvenil (y adulta también). Su obra más popular es "La isla del tesoro" pero no es la única. En 2011, la editorial Traspiés reeditó dentro de su colección Vagabundos su clásico "El diablo de la botella", edición que ha contado con las ilustraciones de Pablo Ruiz.

"El diablo de la botella" no deja indiferente al lector. Como era bastante común a finales del siglo XIX, en este relato Robert L. Stevenson no busca sólo que el lector pase un rato divertido con su lectura sino que quiere transmitirle también ciertos valores que él considera indispensables. El relato es, por lo tanto, una fuerte crítica a ciertos comportamientos del hombre como pueden ser los deseos de cosas materiales y el culto al dinero. Algo que vemos reflejado en esa botella que va pasando de mano en mano, con ese diablo en su interior que tiene varios significados que van desde la codicia hasta la envidia. Sin embargo, y como en todos los cuentos, siempre hay lugar para la esperanza. Pese a estar controlado por este diablo que habita en la botella, Keawe logra liberarse de él gracias al amor de Kokua.

El estilo narrativo de Robert L. Stevenson es impecable. Desde un primer momento logra captar la atención del lector. No tiene nada que ver con "La isla del tesoro" pero en "El diablo de la botella" también encontramos personajes siniestros y un espacio para la aventura y el mar, puesto que su protagonista principal, Keawe, es un marino. Sin tener la presencia que tiene en "La isla del tesoro" el mar aparece como otro escenario clave del relato.

Tanto el personaje de Keawe como el de Kokua están bien construidos. Destaca la fortaleza que le da al personaje femenino, fuerza que la hace proceder del amor. Ella representa la parte lógica o real ante la euforia de deseos y peticiones que hace Keawe. Ambos personajes se complementan y hay una relación de equilibrio entre ellos que me parece muy importante.

Ambos son unos personajes atractivos. Lo mismo que el diablo que habita dentro de la botella, un personaje que puede compararse con el genio de la Lámpara Maravillosa. Como éste también concede deseos que atan a quien los ha pedido a su destino.

"El diablo de la botella" es, como se ha comentado antes, un clásico de la literatura juvenil. Sé que hoy en día, los jóvenes lectores se decantan más por historias protagonizadas por vampiros pero no está de más que se relean este tipo de historias. El mensaje que transmiten es importante y no son nada aburridas. El relato tiene un ritmo que no decae y que alcanza su punto más culminante con un final inesperado.

Por todo ello, es más que recomendable. Los clásicos nunca defraudan.

Ysabel M.