El corazón de Júpiter

Opinión:

Tras "Verne y la vida secreta de las mujeres planta", esta es la segunda novela de Ledicia Costas que leo y he de decir que con ella confirmo mi primera sensación respecto a la autora: me gusta. Me convence tanto su manera de escribir (sencilla pero profunda, buscando las imágenes más acertadas o incluyendo algún juego que pueda gustar al lector, como ocurre en esta novela con la elección de los nombres de los personajes) como los temas que elige y el enfoque que les da.

En este caso, me ha encantado tanto el argumento al que da cuerpo como la trama en el que nos lo presenta, con un salto temporal que convierte la novela casi en una obra circular, que acaba con el principio. Así, la obra empieza en el momento en el que Isla (o, mejor dicho, Casiopea) va a conocer a Júpiter. Ha conseguido quedar con él tras mucho insistir y después de meses y meses de chatear con él cada noche. Esta parte del argumento nos da cuenta de la dimensión sentimental de Isla y nos permite conocer una de sus grandes pasiones: las estrellas. En este sentido, me parece que todo lo que tiene que ver tanto con la astronomía como con la mitología está muy bien traído al relato, encaja a la perfección y enriquece muchísimo la lectura.

Además de esta trama, Costas nos cuenta también, a partir del segundo capítulo, la llegada de Isla a una nueva ciudad y los cambios que todo ello supondrá para ella. Esta parte del argumento (la más extensa) nos permite reflexionar sobre la amistad, la lealtad, el amor, la pasión, la adolescencia, la relación con los padres o cómo hacer nuevos amigos en un entorno completamente nuevo.

Isla lo logra gracias a Mar, su gran amiga y aliada. A través del vínculo que crean estas dos chicas, la autora explora el universo de la amistad femenina sin caer en los tópicos que reproducen muchas obras de ficción que relejan esta edad y permite que nos fijemos en los profundos lazos que se pueden crear con alguien, por encima de discusiones puntuales, puntos de vista diferentes, partes que no conocemos del otro o secretos que guardamos.

Precisamente, será Mar la que ayude a Isla en el instituto, cuando un grupo de chicos empiece a molestarla y acosarla. Costas trata de buscar una explicación a los motivos que pueden llevar a alguien a hacer sufrir a otro solo por el placer de verle padecer y creo que lo consigue, aunque hay que pensar que no en todos los casos ocurre algo como lo que sucede aquí. Pero sí te hace reflexionar sobre las historias con las que todos cargamos y cómo superamos (o no) determinados episodios de nuestro pasado.

Respecto a la trama que tiene que ver con el acoso, me parece que la autora es valiente y muestra lo que es una situación así sin medias tintas. Incluye una escena muy dolorosa pero necesaria que contribuye a visibilizar este problema y que empaticemos (aún más, si no lo hemos hecho ya) con quienes padecen situaciones como estas.

Pero esta no es la única parte de la novela en la que la autora muestra una valentía de la que carecen otros muchos libros de literatura juvenil que trata temas complejos pero que, al final, aparecen suavizados. Creo que el final (y no voy a decir más el respecto) también es valiente y es el que tendría que ser (sobre todo si queremos que el mensaje cale y que la novela cumpla una función más allá del placer que produce leerla).

En definitiva, una novela valiente, sin paños calientes pero que refleja un gran trabajo literario y de acercamiento al mundo adolescente. Una historia para no olvidar.

Lidia Casado