El compañero de piso de mierda. Guía de supervivencia para compartir casa

Opinión:

Como si de un ensayo de antropología de Lévi-Strauss o Marvin Harris se tratase, este libro pretende hacer una recopilación de los distintos tipos de Compañero de Mierda que cualquier persona es sensible de encontrarse. Pero ¿qué es un Compañero de Mierda (de ahora en adelante CDM)? Es todo aquel compañero con unas particularidades que es incapaz de convivir en normalidad con el resto de habitantes de una vivienda. 

En este modesto pero pionero estudio, se recogen ocho tipologías distintas de CDM, a saber: el CDM porrero, el Yoncarra, el Borrachuzo, las Tiquismiquis, los y las guarrillas (con subtipologías como la Guarrilla Ennoviada), el Niño de Mamá (subcategorías de Niño de Mamá Católico Ferviente y Friki), el Desequilibrado (subcategoría Nudista), el Viejoven (subcategoría Viejoven Cuadrado), el Erasmus y por fin, el Pipiolo de Mierda. 

Todos son distintos, todos tienen algo bueno y malo de compartir con ellos espacio y aire. Da igual que intentes evitarlos: si tienen compañeros de piso, al menos sufrirás uno de estos tipos de CDM. El libro tiene la particularidad de incluir un abundante repertorio gráfico que ilustra las exquisiteces de los CDM. Alternando las tipologías varías, el lector es testigo, ante la incredulidad de lo que ven sus ojos, de apartados temáticos que incluyen objetos que traen los CDM borrachuzos a casa por las noches; ejemplos de notitas que las compañeras Tiquismiquis se dedican a dejar en el mobiliario; daños y estropicios; los problemas que surgen de los muchos intentos de cocinar algo comestible; la higiene casera; historias del papel higiénico y de cómo éste, misteriosamente, es uno de los elementos claves de la convivencia, para terminar con un bonito apartado sobre botánica orgánica surgida en las viviendas menos aseadas. 

Aunque no hayas compartido piso nunca, seguro que muchas de las cosas que leas o veas en este libro te serán familiares. En ocasiones la narración es demasiado tendenciosa y juega mucho con los tópicos, lo que provoca que o una carcajada o un levantamiento de ceja. 

En definitiva, no es un mal libro para pasar un rato con tus amigos y pasar un buen rato compartiendo experiencias.  

Antonio Sanz Egea