El canto del bosque

Opinión:

David Almond es el autor de "Skellig", que fue ganadora de la prestigiosa Medalla Carnegie. "El canto del bosque" es su nueva novela, también para un público infantil y juvenil, a partir de unos diez años. Aun así, es una historia totalmente apta para los adultos, ya que transmite un mensaje muy bonito y que es importante que no se pierda de vista.

David Almond tiene una manera de narrar muy intensa y cercana al lector. Utiliza un vocabulario sencillo y adaptado a la edad, para que los niños puedan seguir perfectamente la historia. Sylvia Carr, la protagonista, es una niña poco más mayor que los lectores para los que está pensada la novela, por lo que a través de ella, su situación y sus sentimientos, se pueden sentir identificados.

"El canto del bosque" es un grito a la importancia de cuidar nuestro planeta, y de sentirse en consonancia con él. Al fin y al cabo, de alguna manera se está unido al pasado, y lo ocurrido hace mil años, o cinco mil, perdura para el presente.

Sylvia Carr llega junto a su madre a un pueblecito muy tranquilo, rodeado de bosque y naturaleza. Apenas hay cobertura móvil, por lo que alejada de sus amigos, Sylvia se siente una extraña. Todo cambia cuando una noche, Sylvia oye una extraña música. Al día siguiente, decide dar un paseo y encuentra una piedra con unas curiosas espirales.

En su paseo, Sylvia conoce a Colin, y posteriormente a su hermano Gabriel, con el que pronto entabla una amistad muy especial. Pronto descubre que esa música tan extraña que oía por la noche, procede de Gabriel y su flauta de hueso.

"El canto del bosque" es una historia con la que los niños, o no tan niños, se reencontrarán consigo mismos y con la importancia de la vida. Tanto Sylvia, como Gabriel tienen una historia personal difícil con la que quizá muchos lectores se puedan sentir identificados. O por ejemplo con los niños que "cuida" la madre de Sylvia.

A cierta edad, sobre todo en la adolescencia, y más habiendo pasado por algo duro, es fácil no sentirse bien consigo mismo, sentir que no encajas, que no encuentras tu lugar. Es una edad en la que además es complicado pedir ayuda, por eso creo también que es una lectura necesaria para los adultos, para que puedan percibir esos momentos en sus hijos antes de que sea demasiado tarde.

Aunque Sylvia inicialmente no quería ir, pronto descubre que el pequeño pueblo y su bosque, son una cura para el alma. La naturaleza siempre ha estado, ha visto amor y guerra, animales y humanos, la vida y la muerte, y nosotros, desde el origen, hemos estado con ella. Es algo que entre cemento, coches, tecnología y prisas no se suele apreciar, pero una vez que nos alejamos, como le ocurre a Sylvia, conectamos con esa parte de la naturaleza, de nosotros mismos, que teníamos dormida. En ocasiones, para encontrar la salida, lo mejor es alejarse, igual que hacen Sylvia y Gabriel.

Quizá para algunos niños sea complicado captar el mensaje que David Almond quiere transmitir, pero sin duda quedará latente dentro de ellos y saldrá a la luz cuando más lo necesiten. Mientras, los pequeños lectores se sumergirán en una historia llena de amistad y aventuras.

Vane Gómez