El candidato en flor

Opinión:

Doug Dorst es un escritor multifacético, que puede trabajar distintos géneros y hacerlo todo bien. Pasar del drama más agudo al humor más socarrón, igual darnos una historia de terror que una comedia. Ya dio buenas muestras de su gran hacer literario en su obra anterior, "S. El barco de Teseo", y en esta antología de relatos hace justamente eso: entregarnos un poco de suspense por aquí, otro poco de realismo mágico por allá, y sobre todo, mucha diversión.

"El candidato en flor" contiene historias costumbristas, que se sienten cercanas y familiares, y que podríamos describir como "contemporáneas". Habla de nuestras vidas, en el aquí y el ahora. Y a medida que las tramas se van desenvolviendo, vamos entendiendo la técnica narrativa de Dorst.

En "La fiesta de San Humberto el Menor" hace una parodia de un spaghetti western. Una producción con nulo presupuesto que se graba en un caluroso desierto mexicano, en manos de un empresario cornudo, borracho y caído en desgracia... El humor y el absurdo, es un poco como esas comedias tragicómicas de los años ochenta. En "Separatistas", también, un fracasado estudiante de botánica escribe una lista negra con los nombres y características de sus enemigos y rivales, creando una obra grotesca de la que extraerá un mensaje existencial.

Algunos cuentos se sienten como si hojeáramos un antiguo álbum de fotos. Fotos viejas en tono sepia, algunas incluso quizás en blanco y negro, otras tomadas con una polaroid... Dependiendo de la historia, la imagen que se nos viene a la mente es muy clara. En "El Gurú del surf", un surfista entrado en años y venido a menos se dedica a vender comida para perros, encontrando en esta actividad un refugio y una paz mental que nunca creyó poder alcanzar. También es una gran reflexión sobre el paso de los años y las nuevas generaciones.

Una pequeña empresaria que se dedica a la pastelería encontrará en un suceso aparentemente casual, la respuesta a los demonios que la obsesionan día y noche. Hay pinceladas oníricas, el autor nos hace dudar si las tramas se desarrollan durante el sueño o la vigilia... Es un maestro a la hora de fabricar escenas donde absolutamente todo se pone en cuestión, y ese es uno de los aspectos que más disfruto de este autor.

Conflictos que en gran medida llevan a los personajes a encontrar sentido a la vida, como en "Doce retratos del doctor Gachet", sobre un médico que intenta conocer los efectos de una nueva droga usando como conejillo de indias a un excéntrico pintor... Con resultados inesperados. Algunos cuentos pueden sentirse forzados hacia el final, y parecer que los deja sin final, pero no nos engañemos: es otro de los múltiples recursos que usa Dorst para señalarnos lo importante, el mensaje que quiere que se quede con nosotros al final. A mí al menos, no me gusta que me den todo masticado, quiero que no me lo expliquen todo. Y en eso, Dorst es un maestro.

He leído sobre algunas comparaciones con Murakami, pero recordemos que las comparaciones son siempre odiosas. Dorst tiene su propia voz, y ya lo creo que se nota. No hay más que sumergirse entre sus personajes y disfrutar de esto que es literatura, con mayúsculas, de una belleza surreal.

Muy recomendado.

Violeta Lila