El Astronomicon y otros textos en defensa de la ciencia

Opinión:

Por primera vez se publican en nuestro idioma los escritos sobre astronomía y ciencia del genio de la literatura fantástica H. P. Lovecraft.

H. P. Lovecraft emergió como el escritor que cambió para siempre el panorama del género fantástico a comienzos del siglo XX. Lo hizo mediante la articulación de principios racionalistas y mecanicistas, a ello le sumó la innovadora nota de horror cósmico. Un horror surgido de los abismos ultra-estelares que situaba la esfera de influencia humana a la altura de un guisante flotando en la inmensidad del océano. Para Lovecraft esas influencias súper racionalistas eran primordiales en el conjunto variopinto de sus cosmovisiones. Dueño de una imaginación y erudición portentosas, sin embargo siempre se manejó con la racionalidad propia de un hombre de mente científica, aunque es cierto que sumado a los complejos y mañas de un caballero inglés del siglo XVIII.

Esa impronta erudita y científica, ese amor por el conocimiento y el debate se forjó en infinitas tardes al amparo de la colosal biblioteca de su abuelo atestada de libros exóticos y maravillosos: Las Mil y Una Noches, autores griegos y latinos, mitología, historia y, por supuesto, incontables volúmenes dedicados a las diversas ramas de la ciencia. Y allí conoció el pequeño Howard... el mundo de los astros del cuál quedaría prendado por siempre y para siempre.

Ésta es la génesis de este libro, el amor de un hombre por el conocimiento y como lo impartió en innumerables publicaciones amateurs para ser leídas por lo general por un público entusiasta y neófito. Aquí se manifiesta el punto de vista muy claro que tenía Lovecraft, por un lado, de la ciencia, y por otro de la superstición, a la cual detestaba y pretendía defenestrar a través de sus escritos.

La primera parte es una selección de escritos de Lovecraft que eran un compendio de cosmografía... estaban pensados para un público primerizo, por tanto nos encontraremos con un estilo muy depurado y tendiente a la comprensión del lector de los términos propios de la cosmografía como ciencia. Deciros que Lovecraft llegó a fundar una asociación astronómica en su Providence natal, impartiendo una charla sobre la materia en una parroquia local. Leeremos interesantes escritos en los que nos habla de la naturaleza de los cuerpos celestes, el sistema solar, el sol, los planetas inferiores, eclipses, la Tierra y su Luna.

Voy hacer una pausa del compendio de artículos porque la parte de la Luna me resultó muy interesante. ¿Puede el hombre alcanzar la Luna? Se preguntaría nuestro autor, argumentando que un viaje a la Luna "no era una imposibilidad científica", prediciendo que en algún momento un habitante de la Tierra llegaría a pisar el satélite. Le seguirán otros textos sobre: Marte y los asteroides, los planetas exteriores, cometas y meteoroides, las estrellas, cúmulos y nebulosas, las constelaciones, telescopios y observatorios. De este último os comentaré una hermosa anécdota que años más tarde contaría una de sus vecinas, recordando al escritor de joven saliendo al jardín de su casa cuando el sol ya se había puesto para contemplar las estrellas con su telescopio.

La segunda parte es un imperdible debate epistolar entre Lovecraft y un astrólogo de su misma ciudad, Joachim Hartmann, en dicho debate y utilizando todo tipo de artillería verbal refuta punto por punto los supuestos presupuestos predictivos de la astrología y todos los posibles vaticinios que hace Hartmann del curso de la Gran Guerra que en esos momentos se encuentra en sus prolegómenos en  Europa. Es tremendo leer las respuestas del autor, entendemos que su sabiduría estaba por encima de la de muchos hombres de aquella época.

Leyendo este libro que reúne una cuidada selección de textos, notas, artículos y cartas sobre Astronomía, podemos entender la posterior conversión en escritor que introdujo conceptos cósmicos en sus obras de horror... para crear su particular visión de la Ciencia Ficción. Lo que hoy conocemos como relatos de horror materialista u horror cósmico.

Una maravilla de maravillas, imposible de clasificar, de puntuar, una joya que engrandece cualquier biblioteca personal.

Violeta Lila