El arca de la isla

Opinión:

Lo vintage está de moda, los diseñadores, músicos, pintores, vuelven la vista atrás y recuperan cosas que creíamos perdidas. Lo mismo se puede decir de la obra que nos presenta Miguel Aranguren, nos lleva a un viaje en el tiempo en el que El Tigre de Malasia le daba la mano al Capitán Nemo mientras, si cerrábamos los ojos, soñábamos con viajar De la Tierra a la Luna. "El arca de la isla" es una gran novela que nos lleva a los clásicos inmortales de la literatura de aventuras sin que nos demos cuenta.

Titánico el esfuerzo que ha realizado Miguel Aranguren para reunir en un volumen lo mejor de Julio Verne, de Mark Twain, de Joseph Conrad y dejarnos con la agradable sensación de un ejercicio bien hecho. "El arca de la isla" es aventura en estado puro, casi salvaje, en la que todo está permitido y todo está por descubrir; es tejer una maraña de misterios que se retuercen y poco a poco se van disolviendo mientras viajamos a la África Negra o nos sumergimos en una estación secreta de la KGB; es disfrute continuo y descubrimientos sorprendentes.

Si bien son varias las influencias que se notan en la historia, la más clara sin lugar a dudas es "La Isla del Dr Moureau" de H.G Wells, en ambos casos la ingeniería genética, las implicaciones morales, la incredulidad de los recién llegados, están patentes aunque, en el caso que nos ocupa, el alegato ecologista y de preservación de la vida humana es más contundente que en la obra del escritor de "La Guerra de los Mundos", convirtiéndose la historia en toda una lección de amor al ser humano y a una naturaleza que nunca dejará de sorprendernos.

"El arca de la isla" es un viaje trepidante, no da tregua al lector en momento alguno, pasando de un continente a otro, de una época a otra, mientras sentimos en la cara el aire fresco del océano a la vez que nos emocionamos con el esplendor de la tierra y nos indignamos con la mezquindad del ser humano, un homenaje sincero a las novelas de finales del XIX y principios del XX que nos lleva a un torbellino enloquecido de persecuciones, enredos y maravillas que nos evoca a aquellas primeras lecturas adultas cuando lo importante era el fondo y la forma, o dicho de otra manera, el viaje y el destino que nos esperaba. Por suerte estamos ante una de esas ocasiones en que se disfrutan ambas cosas sin sentir ni pizca de decepción ante un desenlace que vemos justo, equilibrado, lógico y que tiene como única pega ser el fin de una aventura tremendamente épica. En cierto modo la historia que Aranguren nos ofrece tiene mucho en común con "Mi familia y otros animales" de Durrell aunque con un toque más irónico, no exento de humor negro, que le dan una modernidad necesaria para el lector de hoy en día.

Sí, lo vintage está de moda, o puede que algunos seamos ya demasiado mayores y añoremos las aventuras limpias y brutales de la juventud; lo que está claro es que si encontramos "El arca de la isla" nos sentiremos igual que el niño que acompañaba a Indiana Jones en sus andanzas. El riesgo, la emoción, la libertad y el ansia de descubrir cosas nuevas nunca pasan de moda y Aranguren nos regala un viaje al centro de la diversión.

Patricia Rubiera