el árbol de las brujas

Opinión:

Si hay algo que Ray Bradbury hace bien es contar historias, pero si hay algo que hace aún mejor es escribirlas, la variedad de estilos del autor es tal que podría escribir 400 páginas sin repetirse en lo más mínimo; “El árbol de las brujas” no sólo no es una excepción, si no que es la muestra de lo que Bradbury disfruta manejando el lenguaje. Metáforas, aliteraciones, juegos de palabras, dobles sentidos e intenciones y cientos de filigranas más, nos guían por un viaje fabuloso al que el autor da vida gracias a sus acertadas descripciones.

Seamos claros, Bradbury nos ofrece un divertimento en toda regla, una historia amable en apariencia que, como casi siempre en sus novelas, esconde una pequeña vuelta de tuerca final. La trama es fresca, divertida, emocionante por el tema y por sus protagonistas, y la ágil prosa que para ello emplea ayuda a que nos sumerjamos en el sueño de una noche de Halloween. Con el pretexto de rescatar a un niño (Pipkin) que simboliza la vida, la bondad y la honestidad en estado puro, de las garras de La Muerte nos moveremos por el espacio y el tiempo para buscar el significado y el origen de la fiesta más siniestramente divertida que existe. Viajaremos al Egipto más antiguo para ser testigos de la muerte de Osiris, visitaremos la Europa en la que las brujas eran veneradas por su sabiduría, a las catacumbas romanas, a la tradicional y colorista fiesta del Día de los Muertos en México, acompañaremos al segador de almas Samhain, y volaremos con las gárgolas de la Catedral de Notre Dame; un periplo fantástico y fabuloso que cobra vida con el ingenio del creador de "Crónicas Marcianas".

Este viaje no sería lo que es sin nuestro particular anfitrión: Carapacho Clavícula Mortajosario, un ser cadavérico, ambiguo y juguetón, lleno de la sabiduría ancestral que provoca el vivir cientos, miles de años y que en realidad sabemos que es el espíritu de la noche de la víspera de Difuntos y que se guarda un as en la manga. Por supuesto una historia que se sitúa en la noche de Halloween, no podría terminar de otra manera que con un truco o trato entre Mortajosario y los protagonistas para salvar la vida de Pipkin, un trato que, pese a saber que les pasará factura, se hace con la inocencia y la ingenuidad que posee la infancia.

“El árbol de las brujas” es una rara avis dentro de la trayectoria de Ray Bradbury, una gamberrada amena y divertida que merece muchísimo la pena ser leída por la imaginación que destila y los recursos que emplea. Imprescindible.

Patricia Rubiera