El amor no es un juego

Opinión:

Ediciones B se une al filón de los Sports romance con "El amor no es un juego", una divertida comedia romántica escrita por Sarah Adams. En ella aparecen como secundarios personajes de una novela anterior, Las reglas del juego, pero se pueden leer de manera independiente.

Nora Mackenzie (conocida como Mac en su trabajo) se estrena como agente deportiva con Derek Pender, una estrella de la NFL, y su ex. Nora terminó la relación de manera muy fría y ahora tendrá que enfrentarse a una situación incómoda. Pero, ambos son profesionales, ¿no?

Derek no está pasando por el mejor momento de su carrera. Ha tenido una gravísima lesión y nadie cree que se vaya a recuperar del todo, pero él está trabajando duro para conseguirlo. Cuando le comunican un cambio de agente, lo que menos espera es encontrarse con Nora. Lo cierto es que no ha superado del todo aquella ruptura y tiene la oportunidad de vengarse de ella haciéndole la vida imposible para que dimita. Sí, un comportamiento de lo más infantil que los llevará a vivir situaciones absurdas, pero muy cómicas que le dan chispa a la historia.

Tras una noche de borrachera en Las Vegas, terminan casados. Esa precipitada boda puede acabar con la carrera de Nora. Derek, que en el fondo sigue enamorado de ella, decide ayudarla. ¿Conseguirán convencer al mundo de que su matrimonio es real?

Nora, como personaje, es de lo más peculiar. Es demasiado intensa, lo que en un principio puede abrumar al lector. Eso sí, poco a poco vas cogiéndole el punto y hasta llegas a empatizar con ella en algunos aspectos. Derek, por su parte, es todo lo contrario. Muy tranquilo, pero tiene un lado pícaro, le encanta sacar de quicio a Nora. Arrastra una severa inseguridad en sí mismo desde pequeño, que tiene mucho que ver con un trastorno de aprendizaje (dislexia) no diagnosticado a tiempo. La llegada de Nora le dará el empujón que no sabía que necesitaba.

La trama es de lo más sencilla. Dos ex que reconectan y vuelven a quererse, aunque tal vez no dejaran de hacerlo nunca. El tira y afloja entre los dos es continuo y, aunque hubiera esperado algo más de profundidad en la historia, cumple lo que promete: entretenimiento.

El ritmo es muy bueno y, cuando te quieres dar cuenta, ya has terminado la novela.

Enemies to lovers, segundas oportunidades, proximidad forzada, atracción mutua y matrimonio ¿falso?, son algunos de los tropos que podréis encontrar en "El amor no es un juego".

Mónica CZ