DOS. Primeros síntomas (comic)

Opinión:

Una de las cosas más interesantes de "DOS. Primeros síntomas", es el juego que hacen los autores con el lector, mostrándoles una posible enfermedad derivada de la esquizofrenia y, al mismo tiempo, otra posibilidad que nada tiene que ver con enfermedades, si no con macabros planes de un tío que juega a ser Freddy Krueger usurpando un sitio ajeno en los sueños de sus víctimas. Porque todos son al mismo tiempo víctimas, pero costará darse cuenta de por donde van los tiros.

Esta es una novela gráfica -una primera parte- que necesita tu atención para no despistarte porque al ser un tema tan interesante tiendes a leer rápido y no fijarte demasiado (al menos en un principio) en los dibujos o en los comentarios que crees que no tienen relación, y estos siempre dan pistas.

Se complica porque Sonia sueña con Rocío, pero Rocío también soñaba con Sonia, y aún habrá un tercero que sueñe con Rocío al tiempo que… (ejemplo de cómo un círculo parece cerrarse en torno a un grupo de personas); el caso es que se sueñan, pero Sonia es ajena a esas personas. ¿Qué les une? ¿Qué hace que se sueñen? ¿Por qué hay otras personas en los sueños de Sonia? Enigmas que se resuelven sólo en parte en "DOS. Primeros síntomas".

Pero lo que hace especial a este cómic es un añadido, un detalle que no sé muy bien si sirve como homenaje, como experimento o si Tossa de Mar ha participado de algún modo también activamente en la edición de la novela gráfica. Durante las páginas del cómic conforme avanza la novela, vemos imágenes de Tossa de Mar dibujadas por el argentino Hernan Fino, así como pequeños detalles que nos hacen "estar" allí, con sus conciudadanos (un posavasos, un hotel, un restaurante, una escultura…). Son imágenes calcadas, es decir, estamos en Tossa de Mar indiscutiblemente*. Y por lo que se prevee del final, la próxima parada será en Vigo, donde vive actualmente el guionista David Braña.

Pues habrá que leerlo y recorrer esas calles para averiguar por qué el asesino se convierte en Freddy Krueger o por qué hemos estado creyendo que hemos resuelto un misterio que, en realidad, no ha hecho más que empezar.


* Al final del volumen, se contrastan imágenes fotográficas en blanco y negro con los dibujos de Hernan Fino de los lugares que ha utilizado, y esto incluye pequeños guiños como un trozo de pared que se distingue por un ventanal y una planta. Realmente curioso.

Anika Lillo