Diccionario del franquismo

Opinión:

Hubo una época en la que 'el ausente' no hacía referencia a cualquier persona que no estuviera presente, y en la que 'caídos' no eran aquellos que habían tropezado. No, todo era muy distinto. Para los más mayores, aún hoy esas palabras tendrán una connotación semántica que los más jóvenes hemos ido perdiendo: muchos sabrán que 'ausente' se llamaba a José Antonio Primo de Rivera cuando aún se creía que podía estar vivo en la cárcel de Alicante, y que 'caídos' es el nombre que el franquismo dio a todos los muertos del bando insurrecto. Algunos pensarán que son solo palabras, connotaciones sin peligro, pero es que las palabras son una de las herramientas más poderosas en manos de quienes conocen sus usos.

Durante décadas, el único poder político que dominó España, el franquismo, urdió un pérfido lexicón que año tras año añadía nuevos vocablos y expresiones que contribuían a un lavado de imagen tanto para aquella España atrasada en derechos y libertades como para el ideario totalitarista que la dominaba. El uso de apelativos idealizantes y superlativos, como 'caudillo' para Franco o 'cuñadísimo' para Ramón Serrano Suñer, es un ejemplo de ello, así como la traslación semántica desde el campo bélico (no en vano, se habló en muchas ocasiones de 'cruzada'). Términos como 'desarrollismo' o 'milagro económico' (este, usualmente relacionado con el de 'emigración') servían también como propaganda política para presentar una imagen del país distinta a la real.

Quizás las locuciones y los vocablos son los que más cuajaron en la conciencia colectiva: se habló de 'la espada más limpia de occidente' como piropo a Franco, o de la 'unidad entre las tierras y los hombres de España', así como de este trionomio tan famoso, 'una, grande y libre'. De hecho, ese léxico falseado y partidista llegó a rozar expresiones de obsesión, como el 'milagro de Franco'. Junto a estas palabras, Manuel Vázquez Montalbán recoge en su "Diccionario del Franquismo" decenas de entradas relacionadas los usos y los modos de obrar del régimen franquista: su economía, sus escándalos, su narcisismo, sus participantes, etc. Con todo ello, el escritor barcelonés ofrece uno de los ejemplos más emblemáticos sobre la importancia de las palabras en el contexto sociopolítico, pues refleja el cómo de la construcción de un discurso amparado por un partido.

Además, esta preciosa edición en tapa dura es obra del trabajo compartido entre la editorial Anagrama y el Ayuntamiento de Barcelona. Para completar al texto, Josep Ramoneda ha escrito un breve y preciso prólogo, y Miguel Brieva ha aportado sus ilustraciones. Unos dibujos a modo de cómic, en color, que vienen a reproducir con la misma ironía de Vázquez Montalbán las prácticas y las problemáticas del régimen franquista. "Diccionario del franquismo" reúne el lexicón de la vida de millones de españoles.

Darío Luque