Diario de sueños. Cartas de H. P. Lovecraft, Vol. II

Opinión:

En este segundo tomo de las cartas de Lovecraft, "Diario de sueños", vamos a conocer, justamente, la fuente del imaginario lovecraftiano. Aquellas pesadillas que, por su intensidad y barroquismo, se quedaron grabadas en la mente del autor, con el añadido particular de que H. P. Lovecraft parecía tener sueños vívidos de los que recordaba los detalles.

La intención de Javier Calvo, compilador y editor que ya había hecho un gran trabajo con el tomo anterior, "Escribir contra los hombres", era resumir y fusionar muchos de los sueños relatados, sobre todo aquellos que se repetían o tenían estructuras muy similares, para de esta forma hacer que el libro se sintiera más como si fuera un nuevo volumen de cuentos. Aquí vamos a encontrar sinopsis o esbozos, pero que muestran a las claras la genialidad de este hombre.

El punto de partida son las pesadillas que tenía de pequeño, con unas criaturas negras y aladas a las que nombraba como "Ángeles descarnados de la noche", que lo venían a buscar para llevarlo al mundo de los sueños. Este sueño se volvería recurrente y, muchos años después, añadiría estos monstruos a los cuentos protagonizados por su alter ego, Randolph Carter. Esta criatura, además, aparece en la magnífica portada de este libro.

Mismo personaje que encontramos, por ejemplo, en otro cuento que parte de otro sueño. La idea de usar los avances científicos para hablar con los muertos... ¿O podría ser mucho peor? Los fanáticos ya sabemos de qué cuento se trata. El mundo onírico era para él un mundo totalmente posible y real, para nada ajeno a nuestro mundo de la vigilia.

Luego, por otro lado, están los sueños inducidos por estímulos externos, por una indigestión con ciertos frutos de mar... Lovecraft gustaba de la buena cocina, y en algunas cartas deja entrever su obsesión con pulpos y crustáceos. Era un hombre que tenía muchas excentricidades y que, siendo prácticamente un indigente, tenía mucho tiempo libre no sólo para escribir, sino para dormir. Menciona que solía acostarse bastante tarde y levantarse por la tarde, de lo que podemos inferir que su actividad onírica era bastante intensa.

También, está relatado el sueño clásico en el que cuenta cómo de niño se despertaba chillando de aquella vívida pesadilla en la que el descarnado de la noche lo alzaba en vuelo, con sus pezuñas clavadas en su barriga, y lo arrastraba sobrevolando los picos de las torres imposiblemente altas de ciudades negras y muertas, solo para dejarlo caer y enviarlo de vuelta al mundo de los vivos... Hay anécdotas muy divertidas y jugosas, Calvo no se deja nada en el tintero. E incluso nos ofrece un material inconseguible, las cartas sobre los gatos.

"Las aventuras de la Fraternidad Alpha Kappa Tau" es el cuadernillo final en el que se recogen unos textos que más que misivas, parecen funcionar más como ficción. Allí Lovecraft imagina las vidas de los gatos de su vecindario, les pone nombres y los embarca en delirantes aventuras nocturnas. Una excentricidad más que vamos a agradecer poder leer en este libro.

Luego, ¿qué decir de la edición de Aristas Martínez? Vuelven a superarse, usando ahora papel de mejor gramaje, ilustraciones y tamaño de letra más grandes, y han mejorado sustancialmente el maquetado. Un gran trabajo, me ha dejado completamente satisfecha.

¿Es necesario que os diga y repita que es un libro de los que no se pueden dejar pasar?

Simplemente maravilloso.

Violeta Lila