después del anochecer

Opinión:

Nunca es fácil hablar de Stephen King, catalogado como el Maestro del Horror por muchos, siempre me ha parecido una etiqueta que le viene grande pues en mi opinión, como lectora y poseedora de todo lo que ha publicado, hay varios escritores mejores que él: Clark Ashton Smith, H. P. Lovecraft, Richard Matheson, Arthur Machen, Edgar Allan Poe, Algernon Blackwood... por citar algunos. Si bien es cierto que ha sido el encargado de iniciar en  la literatura de género a cientos de personas, no lo es menos que su ingente producción es, cuanto menos, irregular.

Desde mediados de los 80 su genio creativo ha ido decreciendo llegando al punto de firmar varias novelas decepcionantes en las que el terror brilla por su ausencia, teniendo muy poco que ver con obras extraordinarias como, por ejemplo, “El Misterio de Salem´s Lot”. Si echamos la vista atrás en los últimos 25 años sólo una de sus novelas nos devuelve el gusto por el terror y lo inesperado: la reciente “La Cúpula”. A su favor hay que señalar que si en algo jamás ha perdido el toque es en los relatos; “Después del Anochecer” es un claro ejemplo de ello.
 
En esta colección de trece relatos está plasmado lo mejor de Stephen King, volvemos a disfrutar de esas increíbles descripciones que nos regala cuando está en estado de gracia, si de algo no hay duda es de que King es uno de los autores que mejor describe la América profunda contemporánea, esos Rednecks que sólo aparecen en los diarios tras cometer alguna fechoría. Aquí los encontramos en casi todos los cuentos pero especialmente en “Área de descanso”, el encuentro entre un paleto y un escritor una noche cualquiera que es fiel reflejo de la sociedad actual, con un final sorpresivo.

Otra de las características del autor de “Cementerio de Animales” son los homenajes –más o menos encubiertos- a autores consagrados y las obsesiones de sus protagonistas, esto lo encontramos en uno de los mejores relatos de esta antología. “N.” homenajea no sólo a Machen y su “El Gran Dios Pan”, también hay ecos de las criaturas de Lovecraft, y una revisión de “¡Silba y acudiré!” de M. R. James, todo ello en el marco de una singular relación entre psiquiatra y paciente víctima de un trastorno obsesivo-compulsivo causado por una siniestra visión.

Muchas de sus obras están protagonizadas por personas paranoicas, bordeando la locura, como en “Un lugar muy estrecho”, donde crea uno de esos personajes tan típicos de su literatura que nos acaba revolviendo las tripas, deseando que alguien le vuele la cabeza de un tiro de una vez.

Pocos autores como el de Maine son tan dados a las vueltas de tuerca finales, consiguiendo que se te caiga el libro de las manos ante la sorpresa; “Mudo” se recrea en este truco con resultados estupendos, mientras nosotros, inocentes, pensamos que sólo somos testigos de la confesión de un feligrés ante su párroco. No le va a la zaga “Tarde de graduación” en la que una tranquila tarde de verano, junto a la piscina, se transforma en el horror final e inevitable.

Si hablamos del que se supone uno de los mejores escritores de literatura de terror no puede faltar este elemento, si bien en todos ellos está presente de muy diversas formas, el que más estremece es “El gato del infierno”, King en estado puro que, además, es la mejor historia del conjunto casualmente escrita años atrás.

También hay escritos sobre terrores plausibles, reales, actuales como “El New York Times a precio de ganga”, de venganzas ineludibles en “La Chica de pan de Jengibre”, de cuentas pendientes como veremos con “Las cosas que dejaron atrás”, de lo sobrenatural e increíble gracias a los protagonistas de “Willa” o “Ayana”... toda la imaginería de King recopilada en casi 500 páginas.
 
“Después del Anochecer” es una muy buena antología que reconcilia al lector con un autor que, hace años, nos obsequió con noches de auténtica pesadilla y que parece querer retomar en los últimos tiempos la senda correcta. Leer cualquiera de estos relatos te hará pensar, como no podía ser de otra manera, que el mal está en la cosa más inocente del mundo... fíjate si has asegurado puertas y ventanas antes de comenzarlo, luego puede que el recorrido por casa no sea tan agradable.
 
Patricia Rubiera