Desgracia
Título: Desgracia
Título Original: (Disgrace)
Autor: J. M. Coetzee
Editorial:
Mondadori
Colección: Literatura
Copyright:
© J. M. Coetzee
© Random House Mondadori, 2009
Traducción: Miguel Martínez LageEdición: 1ª Edición, Julio 2009
ISBN: 9788439722342
Tapa: Dura
Etiquetas: novela novela corta literatura sudafricana literatura australiana premio Booker
Nº de páginas: 272
Argumento:
David Lurie es un profesor, divorciado, de la Universidad de Ciudad del Cabo que se lía con una alumna morbosona (primera desgracia). Luego la alumna se arrepiente del desliz, se chiva, se monta un pollo y una investigación, y el profesor se niega a defenderse, de modo bastante inexplicable. Ganas de ser culpable, supongo... Le echan de la Universidad (segunda desgracia), y aprovecha para irse al interior, en donde su hija lleva una granja en pleno territorio zulú. Y pasa la tercera desgracia.
Opinión:
Santi37
En el ámbito de las letras inglesas se otorga cada año un
prestigiosísimo premio, el Premio Booker a la mejor novela del año
publicada en lengua inglesa. A este premio pueden concurrir todas
las novelas escritas en inglés, salvo las de autores
norteamericanos, no sé muy bien por qué. Será que lo patrocina la
Commonwealth. El único escritor que ha ganado dos veces este premio
es J. M.
Coetzee, y la segunda vez, por esta novela, en 1999. Y no me lo
explico demasiado, sus razones tendrán los sesudos eruditos de la
crítica literaria.
Esta novela es cortita, lo cual se agradece. Son tantas las penas
que se describen, tan antipáticos los personajes, tan sin
esperanza, tan amargos, y todo se desarrolla tan inexorablemente
que, al menos a mí, no me deja lugar para simpatizar con ellos. Y
si vierais la portada.. en blanco y negro sucio, con un perro
flacuchento, comido de pulgas; una cosa terrible. Asquito da coger
el libro. Supongo que este tipo de narración tendrá sus fans,
gentes acomodadas del primer mundo a las que les gusta deprimirse
leyendo historias de miserias ajenas. No es mi caso. Y creo que voy
a dejar de leer novelas con premio.
Javier C.
Lamento leer eso, Santi35. Pero creo que has confundido el uso de la literatura. No se escriben historias para que uno, como lector, se gratifique ante los personajes y pueda, además, regocijarse con la portada. El que un libro tenga tal o cual edición no debe influir en su contenido. "Desgracia" nos habla de la caída de un ser humano solitario en su edad madura: el sexo pierde su capacidad de consolarlo, no puede controlar a su hija y además se siente devorado por la violencia y el sistema incoherente de una sociedad que no le gusta en absoluto. Sería muy triste si pensaras que no puedes verte tú mismo (o yo, o todos) algún día en una situación anímica parecida. Así es el arte: muestra aspectos de la naturaleza humana que merecen ser comprendidos. Si no, la próxima vez cómprate un libro de Harry Potter, que acaba bien y tiene muchos dibujos en la portada.
Raquel Alarcón Blanco
Yo opino como el anterior lector: lo que ocurre en esta novela le puede pasar a cualquiera. Hemos de tener en cuenta que el protagonista es profesor de universidad, vive cómodamente, tiene sus relaciones sexuales todas las semanas con la misma chica de compañía,... pero cuando quiere cambiar algo (conocer a la chica, liarse con una alumna...) ya todo se le trastoca. Y una vida que parecía perfecta termina siendo un cúmulo de desgracias, el principio del fin. A mí no me desagradó en absoluto y, si fuera por las portadas, muchos libros ni los hubiera cogido para hojearlos en mi vida. Por otro lado, la portada no te engaña del contenido, cosa que sí hacen otros muchos. Saludos :)
O'Flaherty
Pues lo siento por el reciente premio Nobel, pero su obra 'Desgracia' (de las más alabadas por lo que he visto/leído) me ha defraudado. Quizás lo único que llama la atención es la forma de contar, ese desapego hacia los personajes (calidad de Nobel, supongo), pero la historia, a mí, no se me tiene en pie. Quizás sea porque el ambiente sudafricano genera personajes que jamás se entederán con la forma 'occidental' de pensar, pero resulta en extremo chocante. Una violencia exacerbada que parece refanfinflar a la gente de allí, y llamar la atención de los de aquí, y un profe de universidad, ya mayorcito, que sólo pretende ver el mundo a través de su bragueta. Punto.
Jesús Ferrera de Castro
Desgracia es uno de esos libros que uno lee y ya no consigue olvidar nunca. Aparentemente sencillo, nos cuenta la caída al vacío de un hombre que por una falta leve es despojado de todo lo que tiene. Pero eso no es todo: después de eso, empieza lo verdaderamente duro, aquello que va a llevarlo al límite de sí mismo (llegando a perder incluso su identidad física, material). El libro nos habla de eso y de mucho más: es también una crítica politica a la Sudáfrica de los años 90; una crítica social a un mundo dividido en estratos sociales que se rigen por diferentes valores y hasta por diferentes lenguajes, y la imposibilidad de que esos mundos se integren; es asimismo una guía de viaje espiritual, el camino trazado por un hombre que gana su libertad a través de la renuncia, que comprende que la vida es ante todo inseguridad y accidente ("¿No ves que así vas a terminar mal?", le preguntan al protagonista del libro, y él responde: "Voy a terminar como todos: en un agujero en el suelo"). Y todo eso en menos de 200 páginas.
Después de leer el libro, uno se queda abatido, pero lleno. Durante días y días, no podemos dejar de pensar en lo leído: y muchos días después, seguimos pensando en ello.
Guillermo Gómez Tortosa
Antes de coger este libro (y que me perdonen los argentinos), conviene que el lector se pregunte a sí mismo para qué lee. Si lee para entretenerse con historias sencillas, con mucha trama y poco interés por suscitar preguntas, que no lo lea. No le valdrá la pena, lo encontrará deprimente e incomprensible. Pero si lee precisamente porque le interesan más las preguntas que las respuestas, porque le resulta estimulante intentar vivir, entender otras gentes, otras culturas, otras situaciones, "Desgracia" puede apasionarle, como me ocurrió a mí.
Como alguien ha señalado, el protagonista es un impresentable, pero si a lo largo del libro no conseguimos simpatizar con él o al menos comprenderle un poquito, será que la empatía no es lo nuestro.
Por cierto, también habla de la situación de la Sudáfrica post-apartheid, y en especial la primera parte del libro retrata un tipo de puritanismo políticamente correcto que no está ni mucho menos tan lejos de nosotros.
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