Desayuno con partículas

Opinión:

Intentar atraer al público no iniciado en el mundo de la Física, y concretamente en el de la mecánica cuántica, no es, en absoluto, tarea fácil. En general aquellos que acabamos llenando las estanterías de nuestras casas con ensayos de divulgación científica somos aquellos que ya tenemos el gusanillo dentro. Y es comprensible, ya que en la mayoría de los casos estos textos requieren de una cierta preparación previa, aunque solo sea mental. Sin embargo, en ocasiones aparecen libros, como este que nos ocupa, que ayudan a los que ya tienen una base a afianzarla y, lo que es mejor, a adentrarse en un mundo tan fascinante como este a los novatos.

Sonia Fernández-Vidal y Francesc Miralles han construido una magnífica introducción a la Física Cuántica gracias a abandonar el tono sobrio y sentencioso a favor de un humor desenfadado y divertido. Gracias a exponer los debates como tales, y no como largas parrafadas en los que los argumentos y contrargumentos se suceden sin respiro. Gracias a los ejemplos con los que ilustran las teorías. Pero, sobre todo, gracias a la estructura variable del texto, que incluye intercambios de e-mails, discusiones o explicaciones en tercera persona.

El texto está ordenado en tres partes, que ayudan a que el viaje del desconocimiento a la comprensión de los teoremas que proponen sea fácil y poco accidentado. En la primera los autores hacen un recorrido por la Física Clásica, para ayudarnos a situar conceptos y posiciones. En la segunda parte hablan de las motivaciones para ir más allá, y aunque no se barajen tantos conceptos físicos, desde luego cumple con su cometido de explicar el por qué. La tercera y última sección del libro es la que nos adentra en el mundo de la dualidad onda-partícula, del principio de superposición y otros conceptos que, aunque parezcan abstractos, explican mejor que muchos el mundo en el que vivimos.

"Desayuno con partículas" es sin duda una lectura para todos. De esas que ayudan a despertar el hambre de saber más que nos ha llevado hasta donde estamos. Si bien literariamente no destacará entre otros, las virtudes que amerita son más que suficientes para hacer de él una muy recomendable lectura.

María Martín