derecho de suelo

Opinión:

Qué crudas son las historias que cuenta Charles Masson, un autor francés que ya me fascinó cuando leí “Sopa fría” por la desnudez con la que narra las miserias, las tragedias y las desigualdades. Profundamente implicado y con toda la pasión de la que es capaz,Masson hace una crítica social –de nuevo- a su país ambientando esta vez su historia en una isla francesa.
 
Es verdad que no nos sorprende lo que cuenta, que todos sabemos lo podrido que está el mundo, que unos luchan por la convivencia y los derechos de todos, y otros sólo se aprovechan de su posición, pero quizás en Francia, donde se ocultó tanto tiempo el drama del Velódromo de Invierno durante la Segunda Guerra Mundial, les venga más que bien conocer otra parte de la miseria de sus políticos y otros aprovechados en una isla donde gobiernan ellos. Los demás asistiremos a una parte de la historia de Francia criticada por Masson con conocimiento de causa, haciéndonos sentir una patada en el estómago en la última página, después de habernos estamos removiendo la conciencia durante más de 400 páginas. Un final que pone el broche de oro.
 
No obstante todo el contenido es tan conmovedor como despreciable: vemos a los blancos aprovecharse de los negros (o las negras, mucho más visible), pero también vemos a los negros infundir el odio hacia otros negros porque no han nacido en la misma isla “afortunada” y se dejan llevar por el racismo con más crueldad que los propios blancos, porque rechazan a su propia raza por ser pobres y no compartir el mismo suelo de nacimiento. Clasismo, xenofobia, racismo, corrupción, tragedias... todo se narra en “Derecho de suelo”.
 
Algunas bocanadas de aire puro nos darán ciertos personajes, creyentes de verdad en la igualdad de derechos y que permanecerán a pesar de todo en su lugar luchando por lo que creen justo, pero se advertirá pronto que no lo tendrán fácil. Cuanto más avanza la historia francesa (y se podría decir mundial) más pegas se le pone a esa Igualdad, dejando el lema francés (Liberté, Égalité, Fraternité – Libertad, Igualdad, Fraternidad) como una broma más, y quizás por eso mismo Masson nos regale una imagen impagable donde un edificio con este lema muestre ante sí lo contrario a esa palabras. Desolador, pero real. Las viñetas anteriores, que comparten página con estas famosísimas palabras, son la demostración de la “gran mentira”.
 
El tema de las religiones, el velo, el incesto o la ignorancia también se tocan, así como el uso de mujeres jóvenes como objetos sexuales a las que se desprecia en realidad. Psicópatas disfrazados de cerdos poderosos (y poderoso es el que tiene para vivir allí, casi cualquier blanco), indeseables que desde Francia imponen y desde la propia isla crean nuevas normas de Seguridad Social creando una doble trampa para capturar inmigrantes ilegales... Todo un ejercicio de crítica social que nos toca a todos, por muy lejos que nos quede la isla de Mayotte, porque en el fondo lo que ocurre en Francia es lo que ocurre en todas partes.
 
Para mí, Charles Masson es el autor idóneo para dar un repaso a los políticos y conciudadanos menos concienciados. Lo que él hace es darles una bofetada sin inventar absolutamente nada. Un héroe cuya capa es el libro y cuya arma está en las palabras y el dibujo.
 
Uno de los mejores comics del año. Absolutamente recomendable.
 
Anika Lillo