Departamento Q. Expediente 64

Opinión:

Como en los anteriores libros de la serie, esta cuarta aventura de los miembros del Departamento Q comienza con un prólogo que nos cuenta un suceso ocurrido años atrás y que trendrá una tremenda vinculación con los hechos que nuestros protagonistas tendrán que investigar en el presente.

A lo largo de la novela descubriremos una triste historia que concierne a Nete Hermansen la protagonista del prólogo, una historia espeluznante y que sobrecogerá a más de un lector. Esta historia nos llevará a isla de Sprogo, donde se lleva a cabo un plan de eugenesia de alto secreto con el que se pretendía conseguir el nacimiento de bebés más inteligentes y más sanos. Allí obligaban a abortar a las mujeres que no cumplían los requisitos con el fin de que determinados genes no pudieran multiplicarse y extinguirlos de la sociedad danesa. Y no sólo eso, sino que además ciertas mujeres eran sometidas a tratos inhumanos y degradantes.

Desde el principio de la historia ya sabemos quién es el malo de la misma, o por lo menos lo podemos intuir con un alto grado de seguridad. Sin embargo, a medida que vamos avanzando el lector llegará a entender sus motivos aunque no comparta su forma de proceder. Bueno, tal vez algunos lectores sí compartan esta forma de actuar al ver que la justicia parece que no puede hacer nada, lo que es altamente frustrante y puede llegar a desencadenar situaciones como las que se describen en el libro, aunque esperemos que no a ese nivel.

El hecho de conocer a los protagonistas de los crímenes desde el principio no resta interés a la novela, sino que produce un ansia en el lector por querer descubrir más acerca de ellos y lo que pasará después, al margen de averiguar si el equipo de Carl Mork será capaz de atrapar a alguno de estos malhechores.

Assad seguirá siendo una incógnita para el lector, que si ha leído los libros anteriores estará elucubrando sobre sus orígenes y su destino, ya que la información que sobre él aparece sigue siendo ofrecida por el autor a cuentagotas, por lo que es muy difícil hacerse una idea de lo que pueda ocurrir con este personaje.

Por supuesto, la subtrama relacionada con Carl, origen de su destino en el Departamento Q, creada en el primer libro de la serie sigue su curso lento, ya que nuestro protagonista consigue averiguar nuevos datos que en principio no le sirven de mucho, ya veremos qué sucede en posteriores entregas.

En el epílogo, el autor comenta que esta historia fictica está basada en los hechos reales que tuvieron lugar entre los años 1923 y 1961 en la isla de Sprogo, algo que al lector le puede sorprender porque seguro que no se esperaba descubrir algo así de un país como Dinamarca. Está visto que la selección racial no era una idea propia de los nazis.

Pese a esos detalles que pueden resultar escalofriantes, la lectura es amena, incluso tranquila ya que el ritmo es pausado, propio de las investigaciones policiales concienzudas. No hay mucha acción, pero sí muchos planteamientos y búsqueda de hipótesis que permitan encajar los datos que el equipo del Departamento Q van consiguiendo obtener para resolver el enigmático puzle al que se enfrentan.

Una historia inquietante y adictiva que mantendrá al lector pegado a sus páginas hasta el final; un final sorprendente ya que el autor se ha dado el gusto de introducir un giro en la historia que dejará a más de uno con la boca abierta.

Mila L. Castelo