Death Row. El corredor de la muerte

Opinión:

En "Death Row", sus autores (Marc Sans en el guión y dibujo, y Óscar Perales como segundo dibujante) nos plantean, en forma de cómic/novela gráfica, qué pasaría si un brote vírico dejara incomunicada una prisión de máxima seguridad, e incluso si entre sus muros se propagase dicho brote. Convertidos en zombies, los afectados por dicho brote acechan a los supervivientes de la penitenciaría; las fuerzas de seguridad de la misma pronto se dan cuenta de que ellos solos no pueden hacerles frente, y deben de tomar la decisión de soltar a unos cuantos reclusos para que les ayuden, tanto dentro de la prisión, como para poder salir a por sus familiares. Entre dichos reclusos, un expolicía que se encuentra en el corredor de la muerte.

La obra, más que en el tono terrorífico, que también, incide más en las relaciones entre los diferentes personajes; en quién se puede y en quién no se puede confiar, pero tanto entre los reclusos, como entre los mismos polícías. En uno y en otro bando habrá quien se esfuerce por colaborar, y quien solo piense en su propio beneficio, a pesar de que la supervivencia misma esté en juego. 

Narrada desde el punto de vista del médico de la prisión, veremos como avanza y afecta la enfermedad, cómo deben aprender a confiar unos en otros, quien está dispuesto a colaborar incluso a costa de su propia vida, y quien desea sólo venganza (y caos). Tanto dentro como fuera de las muros de Wolverstone, dado que en ambos lugares hay zombies, pero asimismo gente a la que se puede ayudar.

La obra ofrece un guión, y por tanto una narración secuenciada en viñetas muy cinematográfica; tal como está, casi serviría como storyboard para una película de terror. Hay muchas escenas de acción, pero también muchos primeros planos cuando el guión exige diálogo y discusiones (debido a que, como venimos comentando, es una obra que además de la parte puramente terrorífica, también nos habla de las relaciones sociales en una crisis).

Ayuda la ambientación, una obra en blanco y negro con profusión de sombras que le dan ese aire de terror, de agobio, de claustrofobia casi.

J. Javier Arnau