Cuentos de Hadas

Opinión:

En su encantadora colección de "Cuentos de Hadas", el escocés George MacDonald nos sumerge en universos paralelos donde la realidad se dobla al capricho de la imaginación, la adultez se desvanece y la frontera entre los sueños y la vida de vigilia se disuelve. Con una hábil narración, crea un tapiz tejido con cuentos que reavivan la maravilla de la infancia; cada historia es un portal a reinos poblados por princesas ingrávidas, gigantes hechizados y hadas descarriadas. A través de estas historias, MacDonald recupera un espacio para lo absurdo y lo ingenuo, donde se invita a los adultos a suspender la incredulidad y recordar una época en la que la magia era tan natural como la luz del sol.

El cuento más destacado de la colección para mí es,"La princesa liviana", ejemplifica su maestría para equilibrar la fantasía con la sátira suave. Aquí, seguimos a una princesa maldecida por su amargada tía, la princesa Makemnoit, a flotar sobre la tierra, liberada de las leyes de la gravedad. En las manos de MacDonald, esa princesa ingrávida se desliza por su mundo con una alegría temeraria hasta que una consecuencia más profunda de su maldición comienza a salir a la superficie. Si bien aparece un príncipe, esta no es una simple misión de rescate... MacDonald mezcla elementos fantásticos con tranquilos matices filosóficos. Su princesa, en su estado etéreo, nos recuerda nuestro propio desapego del mundo natural y da pistas sobre el poder estabilizador del amor.

Otra joya será,"El corazón del gigante", que se adentra en los rincones más oscuros de la tradición de los cuentos de hadas. En ella, el autor nos invita al peligroso mundo de la cueva de un ogro, haciéndose eco de la mítica lucha de Odiseo contra Polifemo. Los matices sombríos del relato y los momentos emocionantes y tensos recuerdan a los cuentos de los hermanos Grimm, pero McDonald añade su propia capa de emoción compleja y suspenso. Aprovecha un miedo primario, pero lo modera con sentido del humor, lo que nos permite maravillarnos de su capacidad para mantener a los lectores pendientes de cada giro.

"Cruce de propuestas" cambia el tono por completo y nos lleva a un viaje al estilo de Lewis Carroll por el País de las Hadas, donde Alicia, una joven protagonista, navega por un mundo tan absurdo como hermoso. A través de un paraguas que se transforma, McDonald presenta una visión surrealista que captura el alegre desorden de la imaginación de un niño.

"La llave de oro", por su parte, presenta a dos niños en una peregrinación hacia el autodescubrimiento, guiados por una llave dorada que se encuentra al final de un arcoíris. Este cuento se lee como una meditación sobre la inocencia, la maduración y los poderes invisibles.

En "La pequeña luz del día" aparece otra vez, y paradójicamente, el arquetipo de la princesa encantada por una bruja malévola en el día de su bautismo. Sufre una maldición que pondrá a prueba las técnicas de seducción del príncipe azul.

En otros cuentos, "El sueño de diamante" y "El sueño de Nanny", nuevamente tenemos a niños de protagonistas, que viajan al mundo de los sueños.

"El día y la noche en el país de las hadas", uno de los más inquietantes de la colección. Un cuento que se adentra en la trágica manipulación de la juventud por parte de una malévola bruja, que separa a dos almas jóvenes obligándoles a vivir solo en la luz o en la oscuridad. La simetría pura y la estructura ingeniosa de este cuento capturan un aspecto más oscuro y contemplativo de la imaginación del autor, explorando temas de aislamiento, autodescubrimiento y la agridulce intersección del día y la noche.

La voz única de MacDonald se sienta junto a nosotros como una presencia familiar, evoca a un narrador que atrae a los lectores tejiendo historias. Esta mezcla de interjecciones personales e inmersión narrativa crea una sensación de intimidad, a veces juguetonamente digresiva, como si estuviera contando estos cuentos a un público pequeño y atento bajo un manto de estrellas.

La colección, con su exquisita traducción de Ana Becciú y sus exuberantes ilustraciones del artista prerrafaelita Arthur Hughes, es un testimonio del impacto duradero de MacDonald en la literatura fantástica. Acompañado por un prólogo del erudito Javier Martín Lalanda y el ensayo de George MacDonald: La imaginación fantástica, el volumen es a la vez un tesoro de cuentos fantásticos y una clase magistral en el arte de contar historias. A través de esta recopilación, vislumbramos un mundo atemporal, uno que MacDonald insiste que no es solo para niños sino también para aquellos adultos lo suficientemente valientes como para creer en lo improbable y encontrar la magia acechando en los rincones de lo cotidiano.

Otra maravilla de Ediciones Atalanta.

Violeta Lila