Cuentos completos II (1969-1982)

Opinión:

Darío Luque

"Cuentos completos II (1969-1982)" reúne los seis últimos libros de relatos que escribió Julio Cortázar, desde "Último round", publicado en realidad como continuación a "La vuelta al día en ochenta mundos" hasta "Deshoras", editado en 1982, apenas dos años antes del fallecimiento del autor. Además de estos dos, que marcan el comienzo y el final de esta segunda etapa, se incluyen en este volumen "Octaedro" (1974), "Alguien que anda por ahí" (1977), "Un tal Lucas" (1979) y también "Queremos tanto a Glenda" (1980). Pese a no ser los libros de relatos más conocidos del autor (ese título lo merecen otros de sus primeros años, como "Bestiario", "Final del juego" o "Historias de cronopios y de famas"), entre los textos aquí reunidos puede apreciarse la evolución tanto estética como ideológica de Cortázar, que tras la disolución del boom latinoamericano encaminó su escritura hacia lugares más comprometidos, sin descuidar en ningún caso su afán de experimentalismo y su magnética imbricación entre ficción y realidad.

El libro se inicia con los tres textos de "Último round", un libro que en su primera edición incluía un auténtico collage de artículos, ensayos, poemas, cuentos, dibujos y fotografías, pero que aquí ha quedado reducido a tres relatos ("Silvia", "El viaje" y "Siestas"), de los cuales el primero es en mi opinión el de más valor, por su originalidad y su relación con el resto de la narrativa cortazariana. Algo más interesantes pueden ser los ocho textos de "Octaedro", que siguen la línea de compromiso sociopolítico inaugurada por Cortázar en el "Libro de Manuel". En estos textos nos reencontramos con el absurdo cortazariano, producido ante el encuentro entre lo fantástico y lo cotidiano. En esta ocasión, sin embargo, ese absurdo se produce por el encuentro entre distintas perspectivas, como la de un adulto y un niño (en "Manuscrito hallado en un bolsillo")  o las de distintos personajes enfrentados a la muerte (en "Liliana llorando"). No distan mucho de estos los once relatos de "Alguien que anda por ahí", entre los que encontramos ideas tan sugerentes como una pareja que finge desconocerse en sus vacaciones ("Vientos alisios") o un personaje que vivo con terror sus propios sueños ("En nombre de Boby"). Mención aparte requieren dos de los relatos más famosos del volumen, "Apocalipsis de Solentiname", donde el propio Cortázar relata su viaje a Nicaragua y su encuentro con el poeta Ernesto Cardenal, que lo invita al paradisíaco archipiélago de Solentiname; y también "La noche de mantequilla", sobre una histórica pelea en París, que da pie a uno de sus mejores relatos políticos.

También merecen una atenta lectura los muchos textos que conforman "Un tal Lucas", una suerte de recopilación de situaciones y cavilaciones que tienen como protagonista a un tal Lucas, claro alterego de Cortázar. Sin llegar a seguir un hilo cronológico o causal, estas situaciones nos ofrecen una biografía fragmentaria del personaje, al mismo tiempo que se nos describe su carácter y su relación con la literatura y las artes, como su forma de escribir sonetos o de pronunciar conferencias. Intercalados entre los textos de Lucas nos encontramos una veintena de relatos al más puro estilo cortazariano, en los que el absurdo y la fantasía vuelven a hacerse presentes, como se evidencia en "Cómo se pasa al lado" o en "Nos podría pasar, no crea". Acaso uno de los textos más emblemáticos del conjunto, además de los protagonizados por Lucas, sea "Un pequeño paraíso", sobre un país donde los habitantes llevan en la sangre pequeños peces dorados que les confieren una inevitable felicidad. En cuanto a los diez relatos de "Queremos tanto a Glenda", hay en ellos viajes (a Francia y a Martinica, por ejemplo), fanáticos por la actriz Glenda Garson, así como historias protagonizadas por parejas y familias que se enfrentan al poder y a veces al destino. El libro se cierra, finalmente, con los ocho cuentos de "Deshoras", que recogen muchos de los temas planteados anteriormente por el autor y funcionan, por tanto, como un perfecto cierre para su obra cuentística.

Darío Luque

María Dolores García Pastor

En 1994, cuando se cumplían los diez años de la muerte de Cortázar, editorial Alfaguara editó sus cuentos completos que se agotaron rápidamente. Ahora, más de tres lustros después, la editorial recupera estos Cuentos Completos del escritor para deleite de sus incondicionales y como lectura imprescindible de cualquier amante de la buena literatura que se precie. En estos dos estupendos volúmenes se recogen todos los cuentos de este autor desde los primeros, "La otra orilla", hasta los últimos, "Deshoras".

En el universo cortazariano todo cabe. Este maestro del cuento tiene la capacidad de introducir con total maestría el elemento fantástico dentro de lo cotidiano. Cortázar se mueve con pericia entre los límites de la realidad y la ficción traspasando de un lado a otro la indefinida línea que separa ambos mundos. Así deviene sorprendente, múltiple y, en no pocas ocasiones, provocador. Su estilo y su manera de reinterpretar el cuento lo convierten en uno de los grandes maestros del género, en referente de cualquier cuentista que se precie y en un clásico de la literatura universal de todos los tiempos.

Sus relatos hacen gala de una libertad imaginativa absoluta. Sus temáticas son tan variadas como su impresionante mosaico de personajes. Tampoco le falta algo de humor, preocupación y compromiso social, algo de crítica… Y es que las más de 1.200 páginas que suman estos dos volúmenes abarcan todas las diferentes facetas posibles del Cortázar cuentista. Innovador del cuento clásico fue capaz de romper moldes y su estilo ha creado escuela. Siempre lúcido, ocurrente, brillante e imaginativo concibe sus narraciones breves como estructuras cerradas, perfectas esferas en las que el lector queda atrapado en la tensión que genera.

Una obra completísima de uno de los escritores imprescindibles del siglo XX.

María Dolores García Pastor