Cuarteto

Opinión:

Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947) necesita poca presentación. Autora de narrativa incansable, constante, con decenas de títulos a sus espaldas. Miembro de la Real Academia Española de la Lengua desde 2010. Escritora de títulos enormes, clásicos contemporáneos como Todos mienten o Queda la noche, con el que además ganó el Planeta allá por 1989.  

En "Cuarteto" nos ofrece cuatro relatos extensos (que pueden bien tomarse como novelas cortas, ya se sabe que no resulta sencillo colocar la etiqueta adecuada según qué casos), en los que continúa con su paciente exploración del comportamiento humano: una princesa sufre una extraña enfermedad llamada horror vacui, y su padre busca una forma desesperada de curarla. Un hacendado contrata a una misteriosa maestra para sus hijos, que además compartirá con el resto de chavales del pueblo. Dejará tras de sí una estela tan profunda como extraña. Una chica joven monta un salón de té en una ciudad, para poco después asistir a la desaparición de una clienta. La esposa de un médico decide marcharse y trabajar en el norte por cuenta propia. Al marido le llegará la noticia de que ha enfermado y éste emprenderá el viaje que suponga un reencuentro.

La prosa es, como siempre, esmerada y cristalina, una delicadeza. La reseña del libro que apareciera en el ABC Cultural, a cargo de José María Pozuelo Yvancos, se tituló "Cada persona esconde un misterio". Me parece un título muy acertado, porque la materia fundamental del libro es ese comportamiento inesperado, las decisiones que escapan a la lógica de lo que conocemos. La primera historia vuelve a ese escenario de reinos antiguos y a un tiempo atemporales, más cercanos a la materia del cuento de niños que a la Historia, y aunque todas comparten nivel, es la más querida para mí.

La búsqueda será otra constante de las cuatro narraciones: los personajes de "Cuarteto" siempre buscan algo, de manera pausada o apremiante, torpe o meticulosa. Las mujeres, sus sufrimientos y penalidades, son el pilar fundamental de lo que se quiere contar y de esas búsquedas incesantes.

Lo que más disfruto siempre de las narraciones de Puértolas es su sensibilidad. Esa pasión literaria que escapa de la sinopsis, de la reseña incluso. El oficio literario que lleva a la autora a contar un hecho, hasta el más anodino, de una manera personal y sugestiva. Sencillo y elaborado es una especie de pasaporte perenne de sus escritos. Nunca defrauda.

Rafael Ruiz Pleguezuelos