cuando éramos honrados mercenarios. artículos 2005-2009

Opinión:

Cada semana, Arturo Pérez-Reverte deleita a sus lectores con una columna en la que expresa libremente cualquier tema del que le apetezca hablar. Como él mismo comenta, “escribo con tanta libertad que me sorprende que me dejen”. Y es que, en la mayoría de los casos. Pérez-Reverte afila su pluma o su tecla para despacharse a gusto con quien estime conveniente, con ese grado de acidez que le caracteriza y esa mirada siempre crítica a este país a veces grande, a veces miserable.
 
Uno puede estar o no de acuerdo con sus postulados o con la forma de expresarlos, pero no hay duda de que casi todos ellos aciertan siempre en el blanco y que al menos razona o justifica sus comentarios cuando lo considera oportuno.
 
En esta selección hay, como siempre, un poco de todo: desde la especulación inmobiliaria de los primeros años a la crisis de los finales, comentarios sobre el uso del lenguaje y el papel de la R.A.E., y muchos de los temas a los que nos tiene acostumbrados: anécdotas históricas, el mar, los políticos, los libros, la guerra…
 
Es preferible no leerse este libro de un tirón, porque algunos temas se repiten en distintos momentos. Fueron escritos en años diferentes pero, al haberse unido en un solo volumen, quedan muy cerca unos de otros y pueden dar la sensación de que el autor vuelve sobre lo mismo. Y es que parece que hay temas que nunca se agotan.
 
Adentrarse en estas páginas es como ver un pedacito de nuestra realidad y nuestra historia ahí, sobre la mesa, y uno no puede dejar de asentir ante algunos artículos, aplaudir llegado el caso, más que nada por la enorme alegría que supone que alguien pueda decir lo que muchos pensamos y disponga de un medio para ello, reírse a carcajadas y, por supuesto, emocionarse. Porque también entre todos esos artículos hay historias que bien merecen una lágrima. O muchas. 
 
Pilar Alonso